Hay que quitarse a Zapatero de encima como sea. Es un método que a él le resultará familiar, acostumbrado a cerrar acuerdos "como sea", a aprobar reformas estatutarias "como sea" y a salirse con la suya "como sea". Pues bien, lo que hay que hacer ahora "como sea" es librarse de semejante inútil. Sin embargo, no es fácil.
Lo primero es que no puede hacerse "como sea". A pesar de estar él acostumbrado a sacar adelante leyes inconstitucionales "como sea", resulta que la Constitución ha de respetarse y ésta no permite descabalgar al presidente de Gobierno "como sea". Como no es razonable esperar que Zapatero dimita, la única forma de echarlo es a través de la moción de censura. No está de más recordar que a los españoles no se nos está permitido elegir al presidente de Gobierno. Lo que nosotros elegimos es a los diputados al Congreso, que a su vez eligen al presidente. Luego, son ellos los que pueden cesarlo. Para lograrlo, sería necesario conformar una mayoría superior a la de los 168 diputados socialistas y esperar que el resto se abstuviera.
Podemos contar con un acuerdo PP-CiU. A ellos podrían sumarse los 2 de Coalición Canaria y el de UPyD. Hacen un total de 167. IU, el BNG y quizá la Esquerra (7 escaños en total) podrían abstenerse, aunque parece improbable que estén dispuestos a arriesgarse a incomodar a su electorado por permitir la caída de un Gobierno de izquierdas. El de Nafarroa Bai no bastaría y la clave la tendrían los 6 del PNV. Si votaran a favor de la moción, el PSOE sólo podría superarla recabando el apoyo de 5 de los 8 escaños que poseen la Esquerra, IU, BNG y Nafarroa Bai. Pero, el caso es que el PNV necesita al PSOE para conservar la Diputación de Álava, esencial para mantener el control de la Hacienda Foral. La única forma de atraer sus votos a la moción sería que el PP le ofreciera la vuelta a Ajuria Enea, además de seguir mandando en la Hacienda de Álava. Y ni así habría garantía de éxito si Zapatero logra en el Congreso los votos de la extrema izquierda nacionalista y nacional.
Y aunque pudiera hacerse porque todos los grupos parlamentarios se pusieran de acuerdo en quitarse de en medio a Zapatero, el que llegara lo haría para convocar unas elecciones generales destinadas a ser ganadas por Rajoy. ¿Bastaría tal cosa para generar dentro y fuera la confianza perdida? Rajoy ha votado a favor de casi todas las medidas económicas populistas propuestas por Zapatero estos dos últimos años y mantiene oculto su programa económico. No sólo, sino que algunos de sus protegidos en autonomías y ayuntamientos son proporcionalmente más manirrotos que el mismísimo Zapatero. Encima, las elecciones no podrían celebrarse antes del otoño y para entonces puede que hayamos tenido que venderle Mallorca a los alemanes.
La única forma de lograr los dos objetivos, descabalgar a Zapatero y generar de inmediato una gran confianza en el interior y en el exterior, es construyendo una gran coalición que prescinda de los tres máximos responsables de la crisis económica e institucional en la que estamos inmersos: Zapatero, los nacionalistas y Rajoy. Parece imposible ¿verdad? Sin embargo, hay nombres que pueden servir a esa operación, desde Javier Solana a Rodrigo Rato pasando por Aznar y Felipe González. Ya sé lo que pensarán, que el sueño de la razón produce monstruos.