Si señor, es moral todo que ayuda a mantenerse en el poder y eso lo practican perfectamente las izquierdas que a él han llegado. Añado, se atienden peticiones de grupos que les podrian hacer perder votos, sin mirar si son de interés general. Se practica la subvención, que sirve para acallar voces críticas y ganar votos y se emplea gente a mansalva, todo con dinero recaudado de los impuestos hasta llegar a un punto inaguantable en que no se puede con el gasto comprometido.
A menudo se suele decir que en Cataluña tenemos lo que nos merecemos, por aquello del sometimiento a los dictámenes del nacionalismo y la poca o nula reacción de los ciudadanos… ¡la ausencia de rebelión cívica!, se dice. También, no pocas veces, se dice que Cataluña es un laboratorio de experimentación y exportación de políticas al resto del Estado, que más que políticas habría que decir de restricciones de la libertad del individuo y su sometimiento a la casta política, mediática y económica. Por otra parte, desde las terminales nacionalistas y socialistas se apela, por supuesto falsamente, al respaldo de la ciudadanía a los delirios de aquéllos.
Que en Cataluña no ha habido rebelión cívica, aunque admito que no gruesa, no es cierto, ahí si no las 50.000 firmas de Francisco Caja, o el nacimiento de Ciutadans del señor Rivera con un claro mensaje antinacionalista. De todos es conocido el tratamiento que los “señores” diputados catalanes dispensaron no ya a Francisco Caja, sino a 50.000 ciudadanos catalanes (más que los manifestados sindicales el reciente 1 de mayo): desprecio y ninguneo. De hecho, el respaldo que dimos al señor Alejo Vidal Cuadras en su momento fue una inequívoca bofetada al nacionalismo; bofetada que de todos es conocido dolió al señor Aznar, quien acto seguido respondió defenestrando no tan solo al señor Alejo, sino a una parte de la ciudadanía catalana de la vida pública. Bueno, no del todo cierto, el señor Alejo continua en la vida pública, pero en otra vida y en otra “pública” alejado del epicentro del desastre.
Respecto a Ciutadans, el sector izquierdista del mismo (como no podía ser de otra manera… y es que hay actitudes que son genéticas, patológicas, inherentes al pensamiento izquierdista, o dicho con auténtica y expeditiva filosofía hispánica: la cabra siempre tira pa’l monte) hizo una pésima valoración del mal en Cataluña y por ende de España, y antepuso, como el nacionalismo, la ideología al mal, aun sin pararse a pensar un momento que precisamente el mal es la ideología, que para ser que se atribuyen la potestad de la intelectualidad tiene su miga. De ahí la fragmentación de Ciutadans y, por ende, nuevamente, de la ciudadanía; ergo de la imposibilidad de hacer frente al nacionalismo, y en consecuencia a la demolición de España.
Dentro de esa batalla por impedir cualquier atisbo de rebelión cívica, tenemos el notorio y más sangrante de la AVT y otras agrupaciones de víctimas del terrorismo. Recientemente en una tertulia en Intereconomía, escuchando al no oculto simpatizante del pensamiento izquierdista, el señor Iñaki Ezquerra antaño presidente del Foro de Ermua, rechazando vehementemente una nueva edición del “diálogo” del gobierno con ETA, a uno, no por menos se le helaba la sangre, habida cuenta, no de que fuera certeza oficial ya el “diálogo”, sino por los notorios hechos consumados de concesiones a presos de ETA-Batasuna, y si bien es verdad que los estamos conociendo públicamente ahora, pasada ésa tertulia, no menos cierto es conceder presunción de honestidad a un gobierno que desde que ha llegado al poder ha hecho de la mentira el estandarte de su acción política. No sé, tal vez ahora el señor Iñaki valoraría los hechos de otro modo, pero en cualquier caso, tanto en actitudes como esa, como en el caso de Ciutadans, hay una clase “intelectual” en el seno de la supuesta oposición a Zapatero o los nacionalismos, que consciente o inconscientemente actúa de disolvente de la voz de los ciudadanos. Eso es éxito de Zapatero.
Pero a Zapatero, como a los nacionalistas, no le basta con disolver al ciudadano, silenciarlo - hacerlo masa que diría Ortega-, porque el individuo no se hace masa por sí mismo, al individuo se le empuja a hacerse masa (le gente en el fondo protesta, se queja, siente que algo no va bien. Las abultadas abstenciones en las elecciones no son sino eso, el lamento de una desesperación y un desamparo). Y, así, el verdadero éxito de Zapatero, no es haber arrastrado a los españoles a conformar una masa amorfa, indiferente, sin voz, infantil e inmoral, el verdadero éxito, el colofón, es haber disuelto al único partido que le podía hacer frente, no en la alternancia de poder, sino en la alternancia de país. Al único partido que podía arrastrar a la ciudadanía hasta las mismas puestas de Ferraz. Rajoy dice que nos va a proporcionar trabajo con su política, y hasta nos va a llenar los bolsillos de cuartos. Eso, a Zapatero, por muy sectario que sea, no creo que le quite el sueño. Lo que a Zapatero le quita a buen seguro el sueño, es la posibilidad de que en España se hable y se reclame un mínimo de moralidad en la vida pública, sin esa atadura, todo lo demás viene sólo. Ese es el fracaso de Rajoy, permitírselo.
PD: Y en la zozobra, hay quien se entretiene en devanarse los sesos de si España debe ser o no una República… lo dicho, la gente percibe que algo no va bien y se dedica a dar palos de ciego.