Las dos décadas de socialismo han sido dos décadas de impunidad para el franquismo. Y hay que ver con qué estoicismo las han soportado los antifranquistas silentes y los neos incorporados a la lucha.
Cristina Losada
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dobro dijo el día 27 de Abril de 2010 a las 13:18:
De 1979 a 1981 los poquísimos "cuadros"del PSOE (una partida de oportunistas que jamás habían levantado un dedo contra Franco) tenían un grave problema: llenar apresuradamente las listas de candidaturas a toda clase de cargos y carguetes por el PSOE. Sabían que los votos caerían como fruta madura. No importaba mucho quién pasaba a integrarlas, o de dónde venía: lo que se exigía era una obediencia ciega, perruna, a las consignas del partido. Yo sostengo que aquellas listas se llenaron con nombres de muchísimas personas que habían jurado cargos y carguitos con el franquismo. Tercio familiar, municipal o sindical. Cambiaron de camisa en un abrir y cerrar de ojos, y yo fui testigo.
El PSOE es el franquismo sociológico, que encontró en Felipe González (o en cualquiera de sus sucesores) un Caudillo. Si hubieran cargado por aquel entonces contra el franquismo tendrían que haberse suicidado por lo que era necesario dejar pasar el tiempo hasta que se olvidara su procedencia. Tras la caída del Muro y el hundimiento de la URSS, quedó claro no solo que nunca existió el Paraíso Socialista, sino que provocó y dirigió la mayor carnicería de la historia: su armazón y su justificación ideológica han sucumbido y solo pueden encontrar su razón de ser en resucitar la memoria del franquismo para intentar rematar al sin duda muy culpable de todo, Franco, esta vez por su mano. Es grotesco, pero no hay otra manera de entender tanto disparate, tanta ignorancia, tanto atrevimiento y tanta corrupción.
De 1979 a 1981 los poquísimos "cuadros"del PSOE (una partida de oportunistas que jamás habían levantado un dedo contra Franco) tenían un grave problema: llenar apresuradamente las listas de candidaturas a toda clase de cargos y carguetes por el PSOE. Sabían que los votos caerían como fruta madura. No importaba mucho quién pasaba a integrarlas, o de dónde venía: lo que se exigía era una obediencia ciega, perruna, a las consignas del partido. Yo sostengo que aquellas listas se llenaron con nombres de muchísimas personas que habían jurado cargos y carguitos con el franquismo. Tercio familiar, municipal o sindical. Cambiaron de camisa en un abrir y cerrar de ojos, y yo fui testigo.
El PSOE es el franquismo sociológico, que encontró en Felipe González (o en cualquiera de sus sucesores) un Caudillo. Si hubieran cargado por aquel entonces contra el franquismo tendrían que haberse suicidado por lo que era necesario dejar pasar el tiempo hasta que se olvidara su procedencia. Tras la caída del Muro y el hundimiento de la URSS, quedó claro no solo que nunca existió el Paraíso Socialista, sino que provocó y dirigió la mayor carnicería de la historia: su armazón y su justificación ideológica han sucumbido y solo pueden encontrar su razón de ser en resucitar la memoria del franquismo para intentar rematar al sin duda muy culpable de todo, Franco, esta vez por su mano. Es grotesco, pero no hay otra manera de entender tanto disparate, tanta ignorancia, tanto atrevimiento y tanta corrupción.
PSOE, la lacra hispana.