Sí, señor presidente, es una vergüenza. Escuche a esos ancianos. Sus testimonios están en su periódico favorito. Los habrá leído. Darío Rivas, 90 años, hijo de un alcalde asesinado por los falangistas. Desde Buenos Aires, acusa a España de seguir viviendo como en la época de la dictadura. María Martín, 86 años, perdió a su madre en la Guerra. Cuando el padre reclamaba sus restos, las autoridades le decían que se los darían "cuando las ranas criaran pelo". Todavía espera. Hilda Farfante, 79 años, sus padres, maestros ambos, asesinados. Cree que "el franquismo sigue gobernándolo todo". ¿No se da por aludido?
Farfante llora. Se siente culpable de las tribulaciones de Garzón. Pero el culpable es usted. Fue usted quien alimentó las esperanzas de esas personas y es usted el responsable de su decepción. Usted ha conseguido desviar la carga, endosársela a los jueces. Pero no se esconda detrás de las togas. Si quisiera podía organizar ahora mismo un proceso por genocidio. Es el presidente, tiene mayoría, otros grupos le iban a apoyar. Derogue la Ley de Amnistía. Puede que no haga falta, pero así despejará el camino. Y ordene que se siga el rumbo que ha marcado la querella presentada en Argentina.
Déjese de palabrería y prepare un estadio de fútbol para nuestro Nüremberg. Llame a declarar a quienes gobernaron entre 1936 y 1977. Los primeros, Fraga y el Rey. Saque a Suárez de su retiro y llévelo. Vayan los mandos del ejército, la Guardia Civil y todos los demás. Los jueces de los tribunales especiales, TOP incluido. Los del sindicato vertical. Y los que pastorearon la propaganda del Régimen, ¿o quiere librar al último jefe de informativos de la televisión franquista? Escuche a Pérez Esquivel. No importa que muchos estén muertos, dice. Representen a los fallecidos con maniquíes que lleven un cartel con su nombre, aunque no es preciso que los quemen, como hacía la Inquisición. Las víctimas sólo quieren recuperar la memoria. Es lo que usted dijo que haría.
Será mala suerte si ese proceso afecta a su amigo Carrillo. Si los familiares de los asesinados en Paracuellos y en las checas, los del POUM, los anarquistas, el maquis y los comunistas liquidados por el PCE exigen su porción de memoria y justicia. Daños colaterales. Deje de jugar con el dolor de tanta gente y hágalo de una vez. ¿Qué se lo impide?