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Liberalismo caliente

En democracia se vota para ejercer poder sobre los demás, incluidos los que no votan o los que votan en contra. En el mercado cada uno negocia y paga por lo que quiere, sin interferir en lo que persiguen los demás.

alitina dijo el día 17 de Abril de 2010 a las 13:41:

Los que son de la postura de Ovejero, siempre tergiversan demagógicamente los argumentos de quienes discrepan con el poder en vez de rebatirlos con sensatez. Esto hace sospechar que quizá no pueden.

Vendeano dijo el día 15 de Abril de 2010 a las 13:35:

En España particularmente, desconocemos las bondades de la libertad porque no las conocemos. En general, la gente cree que todo lo puede arreglar un dictador benévolo con el que se identifica idealmente, transfiriendo sus deseos a esa figura soñada que es sólo un Otro Yo superpoderoso, con tus mismas ideas pero con más poder.

El problema es que ese Otro Yo, cuando llega al poder, frecuentemente hace todo lo contrario de lo que pensamos y es a nosotros a quienes mete en cintura. Incluso peor es el caso de que lleve a la práctica nuestras ideas de bar que, claro, no funcionan (algo que nadie reconoce nunca).

La solución es, claro, dejar más libertad a los individuos para tomar sus propias decisiones, para equivocarse y aprender, para acertar y verse premiados, todo esto a una escala humana que nunca es fatal como cuando el Estado se equivoca por todos o, más raramente, acierta por todos y nadie aprende nada.

Menos campo pues para la política y más para el libre mercado, que no es oponer lo público a lo privado sino, por el contrario, conciliarlos, pues no hay nada menos "público" que el Estado y la política, que es siempre la imposición torpe de unos intereses privados sobre otros, sin ganancia al final para nadie.

Para empezar, propongo una disciplina: la de no votar a ningún partido de este Régimen oligárquico. Renunciar a la política viciosa se consigue como se abandona un vicio, dejándolo. Por supuesto que es abandonar algo que no sirve, un sucedáneo, para empezar a ejercitar la auténtica política, la de una sociedad cabreada y al quite que reivindique la auténtica política según la definición de Carl Schmitt, la distinción amigo-enemigo: NOSOTROS, la sociedad, contra ELLOS, los parásitos-políticos.

paserifo dijo el día 14 de Abril de 2010 a las 22:55:

¡Qué apellido tan adecuado para un totalitario!


En LDTV suelen poner una cita de Burke (creo) que dice algo así como que es sorprendente que la gente permita al Estado hacer algo que les parecería mal hacerlo ellos mismos.

¿Quién le ha dicho a este señor que una ley, por el hecho de serlo, ya es justa? ¿Quién le ha dicho que todos los robos son perseguidos por la Justicia? ¿Cree este Ovejero que la gente que ostenta un cargo público es infalible, justa y bienintencionada siempre y en todos los casos? Si estas personas son perfectas ¿por qué hay tantos “desajustes” en las cuentas públicas?
¿Ha pensado alguna vez este hombre que las cosas públicas se pueden hacer de manera más eficiente, o bien, que, al menos, merece la pena pensar en mejorar las cosas?

No hay nada más absurdo que ver a un progre pontificando sobre ética y economía.

No se puede comparar un sistema de elección de gobierno (el peor que existe, descontando todos los demás) con el único sistema de comercio moral y lógicamente válido. En un libre mercado en condiciones los que no sirven, o se renuevan o perecen. En la democracia de mercado que predican estos tipejos, los que no valgan deben ser compadecidos por todos y todos debemos pagar, obligatoriamente, sus errores y sus caprichos.
La democracia, como sistema de elección de gobierno y de representantes del poder legislativo, no garantiza que las las leyes sean las mejores, ni que sean justas, y ni siquiera que sean buenas. Y tampoco se garantiza que el Gobierno (que, por cierto, no elegimos entre todos, sino que lo conforma a dedo un señor, llamado Presidente, elegido por la mayoría de la cámara legislativa; habría que ver si esa persona sería elegida directa y mayoritariamente por el pueblo para ese cargo) obre con rectitud, que no se equivoque y que no se corrompa y acabe haciendo daño al país.
¿La Democracia mejor que el Libre Mercado? Ni es comparable ni tenemos nada parecido al Libre Mercado.