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José Carlos Rodríguez

"He visto morir"

La escuela iba a ser el vehículo para implantar una nueva sociedad, que haría buenos los objetivos sociales de la izquierda. Se vistió de tolerancia la intolerancia con la moral tradicional. Y se ha vestido de libertad la imposición de nuevos valores.

Chany responde en un test, en su perfil de Tuenti, que ha visto morir a alguien. Es cierto, al menos, desde que mató a su compañera Cristina Martín, según confesión propia. Chany se rodeó de una imagen siniestra, con gruesos trazos de violencia y de muerte. Fue jugando con esas ideas hasta llevarlas a la práctica. Según cuentan las crónicas, en la confesión de su crimen no ha mostrado ningún arrepentimiento. No hay una concatenación inevitable entre las ideas, su expresión estética y su culminación, aunque sí una coherencia. No conocemos la relación precisa entre nuestras ideas y nuestro comportamiento, pero sí podemos nutrirnos de la experiencia para saber que unas ideas son mejores que otras.

No hay nada extraordinario en ello. La fascinación por la muerte en la adolescencia, el deseo por diferenciarse de los demás en una época en que la personalidad comienza a afirmarse, insegura, ¿acaso son un descubrimiento reciente? Los juegos peligrosos sirven para tomarle la medida al mal. Pero son peligrosos, claro es. Hemos ganado mucho con el aprendizaje, con la asunción de una tolerancia moral y estética. De la mano de esa tolerancia hemos ganado en amplitud de miras, en experiencias nuevas. Pero también hemos renunciado, en parte, a sacar provecho del conocimiento acumulado y codificado en lo que llamamos moral. La libertad es irrenunciable, pero se hace un mejor uso de ella cuando contamos con unas guías del comportamiento más seguras.

En realidad lo que hemos hecho es una inversión de los valores. La escuela iba a ser el vehículo para implantar una nueva sociedad, que haría buenos los objetivos sociales de la izquierda. Se vistió de tolerancia la intolerancia con la moral tradicional. Y se ha vestido de libertad la imposición de nuevos valores. Con el nuevo sistema educativo tendríamos, entre otras cosas, menos violencia en las aulas. Lo que nos encontramos es exactamente todo lo contrario: una violencia que es experiencia común, aceptada e incluso filmada. Íbamos a ver más autonomía y libertad y lo que encontramos son dependencias tempranas a distintas sustancias. E íbamos a ver una juventud cada vez más preparada, y nos encontramos con que sus referentes intelectuales y morales son Crepúsculo y Harry Potter, y eso en el mejor de los casos. Todo un éxito, vaya.

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