A Garzón se le fue definitivamente la olla, su pasión por los focos le cegó por completo, se creyó intocable, por encima del bien y del mal..., él..., Baltasar..., ese faro que alumbra la justicia en todo el orbe..., y si ya suele muy brozas en lo que a técnica jurídica se refiere, en esta ocasión entró encelado, y tiró del carro como un buey al que le pinchan con una lanza en el culo..., pero éste nos seguirá dando días de gloria, volverá a la política en olor de multitudes (sí, olor, no es un error, porque a estos descamisados con la pilila de oro, les privan los de la famélica legión..., en la que les gustaría que anduviésemos todos..., todos menos ellos, claro...)
El título del editorial "Garzón, antes verdugo que víctima", me trae a la memoria la anécdota, creo que protagonizada por un escritor francés que venía a decir, más o menos, lo siguiente: el primer hombre que comparó a la mujer con una flor era un cursi; los siguientes, unos imbéciles (aunque el vocablo francés "con" tiene un significado en español algo más fuerte y descriptivo).
Y viene esta anécdota a cuento del citado título, y la moda, extendida últimamente entre mucha gente del periodismo, de la política y otros ámbitos, de oponer a la figura de la "víctima" la del "verdugo", de manera harto injusta, falaz e inapropiada.
El verdugo, y por lo anteriormente expuesto parece necesario recordarlo, al ser un funcionario de la Justicia (felizmente desaparecido de nuestro ordenamiento jurídico) se limitaba a cumplir la sentencia dictada por un magistrado, por lo que al reo nunca se le podía considerar "víctima", sino "justiciable" o "ajusticiado".
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La figura opuesta a la "víctima", no es, por tanto, el "verdugo", sino el "asesino", el "maltratador" o cualquier otro tipo de delincuente que, éste sí, convierte a las personas objeto de su delito en "víctimas".
Lamento, sin ser periodista, verme obligado a intentar dejar claro estos, para mí, clarísimos conceptos, y por lo visto entre la gente del periodismo -LD no es el único medio que se empecina en oponerlos de manera equivocada- en mi humilde opinión, constituye toda una moda como tantas otras, impuestas por alguien sin el necesario conocimiento de nuestro vocabulario, moda a la que se suman, no entiendo por qué, otros muchos "profesionales" que se comportan como los de la anécdota referida al principio.
No pretendo la publicación de este comentario, pero sí tengo la, no sé si vana en este caso, esperanza de que al menos, sea tenida en consideración por alguien en la redacción de LD que conozca, respete y ame la hermosa lengua española.
Un cordial saludo.