Esto está eclosionando. Por fin. Usted es el segundo o tercero que leo que desvela y traslada una opinión de muchos. El intelectual debe “salir del armario” y comprometerse, siguiendo la pauta de algunos que, como Albert Boadella, o Dr. Neira recientemente, lo han hecho.
Hay que crear estructuras de opinión ajenas al poder mediático existente en el Estado Español. Internet la vía. LD el medio.
Dice:...la colonización de conciencias, la negación de dignidad al disidente,... Perfecto
Los que no somos, aunque quisiéramos, intelectuales, también debemos en la medida de nuestras posibilidades desenmascarar al impostor. Tanto al intelectual como al político que adoctrine falsamente. Hay que afearle su conducta en su propia cara, e incluso--como diría Hermann Tertsch--con palabras altisonantes. Deben sentir la vergüenza en sus carnes de manera directa.
No hay que dejarse colonizar por estos imperialistas del razonamiento.
Le felicito por su artículo.
Saludos de una persona facha, es decir, honrada, que vive de su trabajo, en cierto modo culta, y que por tanto, no es de izquierdas.
Buenas noches Sr. Dietz. Propongo una alternativa por que creo que nos estamos confundiendo: a lo que llamamos en la actualidad, coloquialmente, intelectual, deberiamos llamarle de otra manera, ya que el error es que llamamos peral al olmo. Me explico, imagínese a uno de los clásicos Maestros, Diógenes de Sinope, más conocido como Diógenes el del tonel, en el momento en el que llega a verle Aristipo, el de la ceja (si,si, y es el 400 AC) y le dice: si aprendieras a ser sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas. A lo que es respondido por el tonelero: si hubieras aprendido tu a comer lentejas, no tendrias que adular al rey. Imagínese si Aristipo llama a Diógenes por ello intelectual, en vez de filósofo, inconcebible. A lo que iba, como los descendientes de Aristipo son legión, hemos comprobado que no se dedican preferentemente al cultivo de las ciencias y las letras, ni que estudian, profesan o saben la filosofía, propongo que a partir de ahora los llamemos sinapismos, en su acepción coloquial para los numerarios y en su acepción médica para los cabecillas.