Colabora
José García Domínguez

Luis Bárcenas & Cía.

Tras las clamorosas revelaciones del sumario, uno de los dos sobra en el Partido Popular, o Bárcenas o Rajoy.

Establecido "sin ningún género de dudas" en fulminante legajo que el senador del Reino de España Luis Bárcenas resulta ser un más que presunto delincuente común, todas las incógnitas del mundo recaen ahora sobre sus nada hipotéticos ángeles custodios, comenzando por don Mariano Rajoy Brey. Y es que, de persistir instalado en lo suyo de siempre, el abúlico dontancredismo ético y estético, quien al final va a tener que demostrar su inocencia, si puede, habrá de ser el propio líder del PP.

De hecho, la única prueba indiciara que apunta a Gürtel como una eventual Filesa bis es la errática, ambigua, desconcertante actitud del mismo Rajoy. Cómo entender, si no, la fulminante decapitación preventiva de Ric Costa, apenas un simple voceras periférico, al tiempo que se pasea bajo palio al Rey Midas de la calle Génova, individuo digno de toda sospecha a quien las Cortes Generales desposeyeran al oprobioso modo de la inmunidad parlamentaria.

Generoso hasta el inconfundible hedor a cuerno quemado, a don Mariano sólo le ha faltado ponerle un piso –otro más– a Luis el Silente. Aunque no le desasiste la razón a Cospedal al señalar que el despacho, el parking, la secretaria y la minuta del abogado de mucho postín no debieran ser llamados privilegios. Pues, en previsión de escarnios tales, el rico idioma castellano dispone de la voz "escándalo", sin duda, mucho más acorde y precisa con tal de retratar un paisaje de connivencia fáctica entre tomante y donante como el que nos ocupa.

Así, tras las clamorosas revelaciones del sumario, uno de los dos sobra en el Partido Popular, o Bárcenas o Rajoy. Sin ningún género de duda, además. Puede el gallego persistir en su indolencia ausente, ajeno como suele a todo roce con los bordes más ariscos de la cruda realidad. Puede, sí, pero seguir alojando a L.B. en el limbo de los justos desacreditaría hasta la nausea esa alternativa de regeneración cívica, moral y política que dice postular el PP. Tiempo habrá, por lo demás, para esclarecer cómo a un contable sin firma, voz ni voto en Administración alguna le cupo apartar un kilo largo en coimas. El mismo tiempo que acreditará si era Rajoy quien sostenía a Bárcenas o viceversa.

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