Como informó en su día Libertad Digital y GEES comentó hace unos días, los hechos comenzaron cuando en la Embajada de Israel en España empezaron a recibirse cartas de niños de 9 años repletas de contenido antisemita, en donde los menores acusaban a los israelíes de crímenes de guerra y torturas. Las cartas de los niños incluían expresiones como "los judíos matan por dinero", "dejad el país a los palestinos" o "iros a algún sitio donde os acepten". Israel presentó una queja formal ante el embajador de España en Tel Aviv, puesto que las cartas llegaban de colegios de la red de enseñanza pública española. Pese a que las cartas llegan de varios colegios de toda España, aquellas que procedían de niños de primaria del colegio El Castell, de la localidad de Almoines (Valencia), eran las que mostraban un odio hacia Israel más profundo. El director del colegio dijo que desconocía la iniciativa.
¿De dónde partió todo? El colegio El Castell forma parte de la red de escuelas que ha creado Amnistía Internacional, y cuya finalidad, según reconoce la organización en su web, es realizar "algunas (¡o todas!) las propuestas de movilización" que AI organiza entre sus socios. O sea, que en primer lugar el escándalo ha servido para descubrir que AI ha creado en España una red de adoctrinamiento y proselitismo político a través de colegios e institutos de toda España, donde organiza actividades y reparte material. No sólo eso: según la web, para que un colegio pase a ser colaborador de Amnistía Internacional, basta con que un profesor del centro lo desee. AI ofrece la posibilidad de formar parte de esta red de activismo político al margen de la opinión de los padres, e incluso en el formulario de adhesión ni siquiera hace falta el visto bueno de la dirección del colegio para que los niños pasen a ser adoctrinados por la organización.
Resulta que Amnistía Internacional organiza visitas y campañas en los colegios, donde sus activistas ofrecen charlas y reparten material entre los pequeños. La última de estas campañas ha consistido en proponer a los niños enviar cartas de denuncia a las autoridades israelíes. Niñosmenores de 10 años a los que AI introduce en el activismo, siguiendo el esquema de movilización –ésta legítima– que lleva respecto a sus asociados. A tal fin, la organización ha elaborado un documento destinado a niños de primaria que consta de dos partes. En la primera, AI acusa a los israelíes de crímenes de guerra, de asesinato de inocentes, de impedir la investigación y de manipular los hechos. En la segunda parte, Amnistía Internacional invita a los niños a escribir al embajador de Israel en nuestro país, proporcionando a los menores incluso su dirección (C/. Velazquez) para que denunciasen a Israel.
El resultado fue la llegada de múltiples cartas a la Embajada de Israel en España donde los niños reproducían con exactitud todas las ideas y argumentos que Amnistía Internacional vierte sobre los israelíes. Las cartas incluyen frases como "Señor embajador. Tendría que pensar un poco (o mucho) y no matar a mujeres y niños". En otras, se acusa a Israel de matar por dinero o se exige a los judíos que abandonen su tierra. Lo repetimos: las firman niños de 9 años tras haber sido receptores de la campaña de Amnistía Internacional.
El escándalo en el que se ve envuelta Amnistía Internacional tiene varios aspectos. El primero tiene que ver con el descubrimiento de una campaña de adoctrinamiento que Amnistía Internacional lleva a cabo entre los niños españoles. Ha creado una red de profesores a través de los cuales accede a los niños de todas las edades: de bachillerato, de secundaria e incluso de primaria. Entre ellos reproduce las campañas que dirige a sus socios, en un ejercicio de adoctrinamiento infantil intolerable. Además, lo hace utilizando la red de enseñanza pública española, pagada con dinero de los españoles, para dar clases, repartir textos y material audiovisual. Esto ocurre en horario lectivo, al margen de la opinión e incluso del conocimiento de los padres y muchas veces sin el conocimiento de la dirección del colegio: en el caso de El Castell, el director dice que se enteró del escándalo por la prensa, y que todo partió de la campaña de Amnistía Internacional en su colegio. No tenemos motivo para no creerle.
El segundo aspecto tiene que ver con el caso concreto de esta campaña antijudía. Amnistía Internacional adoctrina a los niños en el odio al judío y al israelí, manipulándolos ideológicamente y proporcionándoles información que los niños de nueve años no pueden discernir. Es legítimo que Amnistía Internacional denuncie a Israel por crímenes de guerra, como lo es que nosotros denunciemos a Amnistía Internacional por fomentar el odio a los judíos. Pero lo que es inadmisible es que lo haga entre los niños: a ellos les cuenta que Israel dispara contra mujeres y niños, que comete crímenes de guerra, que tortura y que asesina a sus víctimas palestinas. Como es lógico, los niños sacan la conclusión de que los israelíes son unos asesinos sin escrúpulos, que matan a niños, que asesinan por dinero y que no dejan vivir en paz a los habitantes de Gaza. Por si esto fuese poco, Amnistía Internacional da un paso más y les invita a participar en la campaña contra Israel mediante el envío de sus propias cartas a la Embajada de Israel. La polémica organización debiera dar explicaciones cuanto antes, tanto sobre sus actividades con menores como sobre esta campaña en particular.