Quisieron la casualidad y la agenda de Javier Rubio que el día en el que me incorporé a Libertad Digital fuera San Federico. Esta ha sido desde entonces mi casa, ya sea como miembro de la redacción ya sea como colaborador. Este periódico había nacido unos pocos meses antes, ahora hace diez años, y la jornada en la que crucé por primera vez el umbral de la redacción de la madrileña Calle Conde de Aranda era la onomástica de su principal impulsor y verdadero corazón, Federico Jiménez Losantos.
FJL, Alberto Recarte, el propio Javier Rubio y un grupo de otros periodistas e intelectuales entre los que estaban César Vidal, José María Marco y Carlos Alberto Montaner pusieron la iniciativa y el alma de un proyecto con un potencial que ni ellos mismos imaginaban. No estuve en su nacimiento por poco, pero llegué lo suficientemente pronto como para poder considerarme de la "primera hornada" de Libertad Digital. La redacción a la que me incorporé era muy joven, prácticamente todos por debajo de treintena, y en ella la lengua de Cervantes se hablaba en una variedad de acentos difícil de encontrar en otros medios. Los españoles convivían en aquel equipo con periodistas procedentes de México, Puerto Rico, Cuba, Perú, Venezuela y Chile. Siete nacionalidades en una plantilla de unas quince personas.
Esa pequeña representación periodística de la comunidad iberoamericana estaba, como lo están las actuales redacciones de los medios que componen el grupo de medios Libertad Digital, impulsada e inspirada por la energía de Federico Jiménez Losantos. Muchas cosas han cambiado desde hace una década, pero otras siguen ahí. El impulso de FJL y la confianza que vuelca en su equipo es una de ellas. La implicación personal con el periódico de cada redactor y colaborador es otra. El esfuerzo de todos para hacer el mejor trabajo posible, también.
Todo lo anterior ha hecho posible el milagro de la primera década de Libertad Digital. No sólo ha logrado sobrevivir diez largos años habiendo nacido en plena crisis de las puntocom y sin tener el respaldo de una fuerte cabecera en papel. Esto de por sí ya es un mérito destacable, pero no es el único ni el más importante. Otros periódicos sólo digitales también lo han conseguido e incluso son más antiguos. Libertad Digital, gracias al trabajo de su equipo y la fuerte implicación de sus impulsores, ha logrado algo que sí lo convierte en muy especial: es posiblemente el único caso que un periódico nacido en internet termina creando un grupo de medios "tradicionales", del que forman parte una radio y una televisión, sin olvidar a la veterana revista de pensamiento La Ilustración Liberal.
Son diez años de trabajo y éxito con Federico Jiménez Losantos. También con Alberto Recarte, Javier Rubio, César Vidal, y otros grandes. Es la década de ellos, también la de Dieter, los dos Nachos, los Guillermos, Julio, Javier, Rosana, Isa, Pepe, Pilar, Martín, Maite, Dani, Mario, Raúl, Jesús, Fernando, José Carlos y tantos otros. Pero es, sobre todo, el tiempo del esfuerzo, el aprendizaje. Y el de unos cada vez más numerosos lectores que han ido premiando el trabajo de todos y cada uno de quienes hacen Libertad Digital.