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Ignacio Moncada

La tercera ideología

Hoy en día ser de izquierdas o de derechas sólo da pistas de a qué partido apoyas. No define bien las políticas concretas que esperas que los gobernantes pongan en marcha, sino a quiénes prefieres concederle el poder. Haga lo que haga.

Nunca tuve claro si soy de izquierdas o de derechas. Es probable que sea porque no estoy seguro de qué significa eso. Ambas etiquetas siempre me han parecido peyorativas. En la gresca política calan más las descalificaciones que las alabanzas, y eso termina haciendo mella. Se suele decir que lo común es votar contra alguien. Por eso a la gente no le importa admitir que el partido al que votó es un desastre mientras añada que el otro es aún peor. Es la eterna discusión del mal menor, que al final es una forma de reconocer que todo son males.

En una ocasión le pregunté a un amigo que cojeaba del pie izquierdo si sabía la diferencia entre ser de izquierdas y de derechas. Que la izquierda le da más importancia a lo público que a lo privado, me dijo. Preferí no seguir preguntando por temor a que acabáramos concluyendo que todos los regímenes totalitarios son exclusivos de la izquierda. Pues en todas las dictaduras, en mayor o menor medida, se recela de la propiedad privada en beneficio de la gestión pública. O, lo que es lo mismo, se sacrifica la libertad del individuo para poder engordar el poder de quien manda. Tiene que haber algo más, me dije.

Recuerdo que un tipo abiertamente derechista me dijo que en este país sus correligionarios se sienten más orgullosos de ser españoles que los de izquierdas. Debo replantearme a qué tipo de gente le pregunto, me dije. Porque aunque son tópicos muy comunes, presentan demasiadas lagunas como para resolverme la duda. Esta respuesta no me aportó más que confusión. Pues de un vistazo al pasado y al presente de nuestro país los escasos episodios nobles se entretejen con demasiadas miserias. Al final no me queda otra que agarrarme a una visión revertiana del españolismo: que ser español es para sentirse orgulloso, sí, pero si pudiera saldría corriendo.

En fin, que este tipo de búsquedas dan para muchas reflexiones pero para pocas conclusiones. Cada uno tendrá sus teorías y todas serán válidas. Cuando digo que soy liberal, a menudo me preguntan si eso es ser más de izquierdas o de derechas. Yo me doy mus. Ni la una ni la otra, suelo responder, sino todo lo contrario. Cada vez estoy más convencido de que hoy en día ser de izquierdas o de derechas sólo da pistas de a qué partido apoyas. No define bien las políticas concretas que esperas que los gobernantes pongan en marcha, sino a quiénes prefieres concederle el poder. Haga lo que haga.

Mi sensación es que, inmersos como estamos en una gran crisis política que subyace bajo la recesión económica, esa tercera ideología que no quiere ser de un lado ni de otro, cada vez tiene más adeptos. Que luego serán liberales o no, pero que consideran que la solución no pasa por la clase política ni las instituciones actuales, ni por un sistema cerrado de partidos que sólo piden nuestro beneplácito cada cuatro años para que nada cambie. Que ya no quieren ni la derecha ni la izquierda, ni el PSOE ni el PP, sino todo lo contrario.

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