Enhorabuena. Es justo lo que he sostenido en mis 34 años de docencia, tanto en la anterior EGB, cmo en la actual LOGSE, en Secundaria, en la que he impartido docencia en Geografía e Historia, y también en de Lengua en Programas de Diversificación Curricular (¡Menudo invento!).
A mis aumnos, el primer día de clase les aclaraba:
1.- Que yo era su profesor, no su amigo; sin embargo, podían acudir a mí con toda confiuanza ante cualquier problema que se les plantease en el Instituto.
2.- Que mi nombre era F. de Tal y Tal y mi tratamiento, como el de todo profesor, era el de don.
3.- Que mis clases, pese a que la escolarización fuera obligatoria, no lo eran, por lo que el que no estuviera dispuesto a aprender, podria quedarse fuera, que lo demás se lo agradecíamos; pero que, una vez dentro del aula, no debería alterar lo más mínimo el desarrollo de la clase, porque entonces ya me encargaría yo de expulsarlo.
Jamás tuve problemas serios de disciplina en mis clases.
Ningún alumno dejó de asistir a una sola de mis clases.
Muchos de mis antiguos alumnos, se acercan para saludarme y me recuerdan los ya lejanos tiempos en que les impartia clase y me dan las gracias. No sé si con sinceridad. Quiero pensar que sí.
Así pues, adelante, que está usted, en mi midesta opinión, en el camino correcto.
P.S.: Otra memez pseudoprogresista y pseudodemocratizadora de la actividad docente fue la supresión de las tarimas, con lo que priva a los alumnos de observar bien tanto al profesor, como la pizarra del aula, ocultados por las cabezas de sus compañeros. De esas "lumbreras", como usted muy acertadamente hace notar, están llenas nuestras escuelas e institutos.
Sr. Agal: a mí me ocurre lo mismo, pero cuando ya me hincha las narices un niñato, le suelo pedir que reconsidere su tratamiento, pues a mí sólo me tratan de tú mis amigos, las putas (que tratan de tú a todo el mundo) así como los hijos de ambos grupos.
Tengo 74 años, por desgracia tras muchos años de trabajo y de puestos un tanto relevantes, por mis conocimientos, en diversas empresas españolas, hoy me veo obligado a hacer la compra diaria. El tuteo, casi insultante, con el las cajeras de los super y las dependientas de las tiendas lanzan contra mi, me repatea. Pero lo peor, es que cuando yo las trato de Vds. y no caén en error que cometen y persisten en el tuteo, muchas veces es insoportable....
Dígaselo Vd. a la Chacón, empeñada en tutear a todo militar, del rango que sea.
Su último párrafo describe y define con claridad meridiana la situación: un nivel PENOSÍSIMO del profesorado , a todos los niveles, en toda ESPAÑA. Así nos va y así seguiremos (o quizás peor)
Soy profesor universitario. Estoy de acuerdo con que el trato correcto es el de usted, pero actualmente es harto difícil, por lo inhabitual y la dinámica creada. Pero existe, por lo general, un trato asimétrico por el que el profesor tutea al alumno, que en cambio trata de usted al profesor. En realidad es como me trataron a mí hace ya unos 30 años...