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Zapatero y la energía nuclear

La señora De Cospedal ha perdido su apuesta populachera contra la instalación de un recipiente de energía nuclear merced al resultado de una votación en un pleno del Ayuntamiento de Yebra.

akonibe dijo el día 29 de Enero de 2010 a las 22:39:

ZP es un talibán antinuclear.
Sin embargo la pelota le está saliendo mal también. Al sumarse más diez ayuntamientos, por plenos democráticos, a un almacén nuclear, resulta que están declarando que la gente quiere dinero más que idioteces ideológicas.
La gente prefiere pagar menos en el recibo de la luz y menos demagogia, con lo cual, al gobernante que ha cerrado sin necesidad una central por el módico precio de 100 millones de euros, la gente empezará a mirarlo mal.
Resulta que empieza a venderse mal ese rollo ecologista gracias a esos ayuntamientos. todos recordamos quién ha impedido la energía nuclear en España.

egoboli dijo el día 28 de Enero de 2010 a las 11:00:

Zapatero arropado por una corte de arribistas sigue tomando decisiones, absurdas y contradictorias, que gravitarán sobre los hombros de los pobres contribuyentes. Al tiempo, la oposición liderada por personas que no superarían ninguna prueba de “elección democrática real”, se preocupa más por su permanencia en las poltronas (también la oposición las tiene) que por sacar a España de la situación difícilmente empeorable a la que la está llevado el líder astral de Leire Pajin (léase ZP).

nostrum dijo el día 27 de Enero de 2010 a las 22:34:

Pues sí, Don Agapito, tiene su gracia que un sectario y partidista, abanderado antinuclear de toda la vida; la mayor piedra de tropiezo, él y su partido, para el desarrollo de la tecnología nuclear y su utilización en nuestro país, sea quien acabe sacando provecho y rendimiento político en lo concerniente a este tema, que es una cuestión sangrante por el retraso que ya supone para España, con respecto a otros países homólogos.

A mí, no me extraña mucho, porque en un país donde el oscurantismo y la mentira dirigida a la ciudadanía, tiene carta de naturaleza, y por otro lado, la ciudadanía no tiene el menor aprecio o interés en escuchar aquello que obliga a posicionarse responsablemente con respecto a temas que afectan a nuestro futuro inmediato y al de nuestros descendientes, esto, a pesar de la perplejidad que produce en quienes conocemos algo sobre el tema, puede ocurrir perfectamente.