Sin pizca de asombro, acuso recibo de que la Universidad de Sevilla ha acordado proclamar algo así como la Declaración Universal de los Derechos del Asno. Trátase, por lo visto, de un exhaustivo protocolo de garantías procesales creado a fin de amparar los sagrados fueros de aquellos alumnos que sean sorprendidos copiando con chuletas en los exámenes.
En consecuencia, según manda el nuevo código hispalense, ante los niños pescados in fraganti al cátedro-puericultor le cabrá incautarse de los "objetos" que usasen para ese fin. Pero la eventual sanción académica competerá a una muy democrática comisión paritaria formada por tres profesores y tres alumnos, a ser posible, colegas de botellón del encausado, supongo. De tal guisa, el Califato de Griñán, siempre a la vanguardia de la ciencia y el desarrollo, se propone liderar el célebre modelo productivo basado en el saber y el conocimiento que promueve Zapatero.
Mas de nada debiéramos escandalizarnos, en realidad. Al cabo la mejor forma de terminar con el fracaso universitario es acabar de una vez por todas con la propia Universidad, igual que sucediera en su día con el Bachillerato y los institutos. Un empeño que, cabe reconocerlo, se resolvió con éxito contrastado. De ahí, entre otros hitos docentes, la radical proscripción en las aulas del esfuerzo, la competitividad, la memoria o cualquier selección merecedora de tal nombre, sórdidas rémoras todas de un pasado a olvidar.
Bienvenida sea entonces la cultura de la plastilina a facultades y escuelas técnicas superiores, firmemente asentados ya sus reales en Primaria y Secundaria. Pues, como es fama, en tales tramos docentes los viejos contenidos curriculares hace ya lustros que fueron subordinados a un interés superior. A saber, que Peter Pan desarrolle su personalidad en un entorno tan lúdico, festivo y gozoso como exento de traumas y frustraciones, al modo de la pauta canónica en guarderías, parvularios, jardines de infancia y los congresos nacionales del PP.Como para que sigamos repitiendo el sobado chiste de la generación mejor formada de Historia de España. Una hazaña pedagógica colectiva que cualquiera puede constatar a la luz de la exquisita gramática parda que rige en los foros de Internet. O reparando en la prodigiosa riqueza de vocabulario que exhiben los inquilinos de Gran Hermano y sucedáneos. En fin, apaga y vámonos.