Una muletilla inquietante: ¿vale?
Otra explicación de la famosa muletilla es una cierta conciencia de inseguridad por parte del que habla. Por eso se emite con mayor frecuencia por parte de los jóvenes o cuando el interlocutor está en una posición social inferior o dependiente.
En latín se utiliza mucho la exclamación de despedida "vale!" (=cuídate, Dios te dé salud, hasta la vista, adiós). Ahora, en español también recurrimos mucho al "cuídate" de despedida, pero lo decimos sin pensarlo como una imitación de los yanquis ("take care"). Quizá no sea tanto el deseo de que cuidemos nuestra salud como el aviso de que andemos cautelosos.
Hasta aquí muy bien. Pero en los últimos tiempos se impone la muletilla del "¿vale?" como pregunta estúpida en medio del discurso o al final del mismo en una conversación. Es una pregunta estúpida o meramente retórica porque no pide contestación. Lo malo no es la fórmula (equivalente al "OK" del inglés americano y universal) sino la cansina reiteración. Significa un modo de agradar al interlocutor, al preguntarle una y otra vez si está de acuerdo con lo dicho. Pero, al decírselo tantas veces, la cortesía se transforma en desconfianza y enojo.
La muletilla del "¿vale?" se emplea sobre todo en la conversación telefónica. Dado que el interlocutor no ve al que habla, la manera de indicarle que ha terminado su parlamento es con el dichoso "¿vale?". Con ello se pide un asentimiento a lo dicho para concluir pronto la conversación, puesto que el tiempo cuesta dinero.
Otra explicación de la famosa muletilla es una cierta conciencia de inseguridad por parte del que habla. Por eso se emite con mayor frecuencia por parte de los jóvenes o cuando el interlocutor está en una posición social inferior o dependiente.
En último término, como todas las muletillas, lo que indica el reiterativo "¿vale?" es una simple pobreza de lenguaje. Cierto es que en la conversación cotidiana sólo empleamos normalmente una fracción pequeña de las voces que vienen en los diccionarios. Pero, al reiterar muchas muletillas, lo que hacemos es reducir todavía más ese elenco de palabras utilizables. La reducción hasta ese extremo indica escasez de lecturas o pobreza de conversaciones. De ahí que el "¿vale?" o las otras muletillas repetitivas indiquen un cierto retroceso mental o quizá un alargamiento de la edad infantil.
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