Análisis perfecto. Lo ha clavado usted.
Lo peor no es lo que dice usted, sino lo que piensan los catalanistas "de pro" del president de la Generalitat ¡para troncharse!
Dominguez, te has pasao, no se puede escribir mas claro y mas profundo. Enhorabuena
Recuerdo un artículo en que traías a colación el relato de Allan Poe en que a la hora de buscar la clave de la investigación, nadie reparaba en el objeto que todos tenían delante de sus narices. Llevamos casi 20 años desde que nos dimos cuenta de que el nacionalismo "moderado" catalán no era lo que decía y tenía unos objetivos que no eran lo pactado en la transición. 20 años devanándose los sesos para comprender "la cuestión catalana", sin caer en la cuenta de que el 90% del asunto está en el hecho de que a la cuestión catalana, el siglo XX la había derrotado por goleada en el campo de la demografía. ¿Cómo es posible que esos madrileños que suspiran con el "ay Dios mío, ¿qué le daremos a "los catalanes" para que por fin se sientan cómodos en España?" no se les ocurra pasearse por Barcelona de incógnito y limitarse a escuchar? Lejos de eso y sacar las conclusiones oportunas, se han desvivido por conseguir el ficticio encaje a base de darle poder político y educativo al patriarca resentido.
Al paso que vamos, Cataluña será un país de montillitas. Esto es, una "nación" de gente que tiene los apellidos corrientes y molientes en toda España, que por mucho que se esfuercen hablan un refrito del castellano (póngase la oreja en el patio de un colegio), pero eso sí, henchidos de orgullo de ser nada más y nada menos que diferentes, y al que les rechiste, a tratarlo de fascista para arriba
Pssss. Bueeno. Va. Sin comentarios.
Magnífico retrato de estos catalanistas radicales. Todos ellos pobres diablos, con mínima formación y nula clase humana, que tienen que hacerse perdonar su miserable origen (y digo MISERABLE porque, al asumirlo, así lo hacen). Aunque residente en barcelona, soy aragonés, con suficiente clase como para no sentir ningún complejo ante otras personas, por influyentes que puedan ser en la vida política o social de esta región. No sintiéndome aragonesista, DESPRECIO a todas aquellos engendros que hacen de la identidad regional su orgullo y razón de vivir. Mi orgullo es ser PERSONA, concepto universalista totalmente alejado y diametralmente opuesto al miserable orgullo por el terruño
No se puede tener ni compasión ni caridad cristiana con este tipo de personajes. Que sean tontos útiles, no quiere decir que no sean malos.
Solo puedo sentir desprecio por este tipo de gente.