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Guillermo Dupuy

Los "separadores" del Barça

Si Laporta de verdad se cree que la universalidad del Barça y sus numerosos éxitos deportivos se deben, no a su juego y a sus goles, sino al hecho de ser "el Barça más catalanista de toda su historia" es que, definitivamente, es tan bobo como parece.

"El Barça encarna la épica que guía la libertad a los pueblos sometidos". Esta solemne y cursi memez que el presidente del F.C. Barcelona, Joan Laporta, ha declarado sin necesidad de Champagne al diario El Mundo, es la última muestra del grado de politización alcanzada por un club deportivo que fundara un suizo y en el que no hubo ni un solo jugador catalán hasta doce años después de su fundación. Evidentemente que el Barça sea "més que un club" y que ha sido una seña del catalanismo no es algo de ahora. Sin embargo, que yo recuerde nunca desde su presidencia se ha ofendido tanto como ahora a los seguidores culés que no son de Cataluña o que siéndolo se sienten tan catalanes como españoles. Con Laporta la ya de por sí criticable y tradicional politización del club se ha convertido en una plataforma, no ya de catalanismo, sino del más cainita y delirante separatismo.

Parecería que con Laporta tienes que ser como él, partidario de que Cataluña tenga un Estado propio, para poder ser y sentirte del Barça, y prueba de ello son los descalificativos de "hipócritas" que el actual presidente del Club y aspirante a "líder independentista" ha dirigido en ocasiones anteriores a los numerosos socios y seguidores del Barça que, en diferentes ámbitos, se han limitado a criticar la asfixiante politización del club: para Laporta estos críticos "no son realmente del Barça", o bien anteponen "sus intereses particulares y económicos". Lo cierto, sin embargo, es que es Laporta quien antepone su particular ambición política como autoproclamado "líder" separatista de un supuesto "pueblo sometido" a los intereses de un club que, se supone, pasan por aumentar sus seguidores y no por reducirlos.

Antiguamente el catalanismo excusaba el separatismo con la cantinela de que hay "separatistas y separadores". Lo cierto es que Laporta pretende ser tan separatista en el terreno político como separador del Barça de muchos de sus seguidores que no comparten sus delirios identitarios. A mí siempre me ha molestado que seguidores del Madrid ondearan banderas de España cuando juegan contra otro equipo español. Pero eso no justifica la práctica inexistencia de banderas españolas cuando el Barcelona juega contra un equipo extranjero. A Laporta le parece, sin embargo, muy bien las dos cosas porque es tan separatista como separador. Esa política empequeñece a un club que se jacta de ser más que eso.

Naturalmente no voy a quitar la razón a Laporta cuando caracteriza el fútbol del actual Barça como uno que "da prioridad a la belleza, al espectáculo, a la velocidad, al ataque creativo e inteligente, a los goles". Lo que le reprocho es que se olvide precisamente de todo ello cuando afirma que "el Barça más catalanista de toda su historia es también el Barça más universal de todos los tiempos y el que más éxitos deportivos ha sido capaz de cosechar".

Si Laporta de verdad se cree que la universalidad del Barcelona y sus numerosos éxitos deportivos se deben, no a su juego y a sus goles, sino al hecho de ser "el Barça más catalanista de toda su historia" es que, definitivamente, es tan bobo como parece. Lo malo de ser poco más que eso es que no lo remedia ni el hecho de ser presidente de algo más que un club.

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