El habla está repleta de metáforas, frases hechas y otros recursos retóricos. No hay por qué despreciar la falta de originalidad que representan esos hallazgos heredados. La crítica está más justificada cuando esas repeticiones son tan frecuentes y manidas que llegan a hastiar. La reiteración se hace aún más estragante cuando es por medio de la radio o la tele. Veamos algunos ejemplos que nos llegan por esos medios, se supone, además, que por personas cultas:
- "de referencia" (=ejemplar, modélico, ideal, admirable).
- "interfecto" (=citado; no quiere decir "muerto", que es lo que realmente significa).
- "mirar para otro lado" (= disimular, despreciar, hacer ver que no se ve).
- "importante" (=destacado, notable, preocupante).
- "complicado" (= difícil, insoluble; aunque pueda ser sencillísimo).
- "empate técnico" (=alrededor del 50%; más o menos igual que la otra opción. El asunto no tiene nada de técnico).
- "meterse en un jardín" (=complicar las cosas sin necesidad; no se sabe que los jardines sean algo complicado o confuso).
- "niego la mayor" (= no estoy de acuerdo).
- "poner sobre la mesa" (=plantear).
Obsérvese que, en casi todos los casos, se trata de expresiones o palabras cultas, pero que, de tanto repetirlas, se vuelven vulgares y sin matices. Son, entonces, muletillas odiosas.
Los ejemplos anteriores son una ilustración más de lo que he llamado "politiqués", porque son los políticos quienes lo dominan mejor. Para ampliar el conocimiento de esa jerga léase mi libroLa magia de las palabras(Madrid, Infova, 2009). Pero, sobre todo, ármese de recado de escribir cuando oiga perorar a los políticos; anote las expresiones y palabras que más se repiten con un significado ambiguo o caprichoso. Es un deleite.