Colabora
Cristina Losada

Fashizmat y Kommunismat

Ahí tienen una solución salomónica para el diccionario. Comunismo: véase Fascismo. Fascismo: Véase Comunismo.

A la Real Academia de la Lengua se le acumulan las demandas para que modifique definiciones. Lo de Aído con las miembras fue sólo el aperitivo. Han venido más y vendrán otras. En la izquierda de la posmodernidad atribuyen a las palabras una influencia tan extraordinaria como irreal. Por esos pagos, se cree con ciega fe que el instrumento para cambiar el pensamiento y la sociedad es el lenguaje. De la revolución de masas a la revolución del diccionario.

La Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica reclama que se modifique la actual entrada sobre el franquismo, a la que acusa casi, casi, de franquista. Su portavoz la califica de "negacionista", incurriendo en un uso perverso del lenguaje. Emplea un término reservado para quienes niegan el Holocausto. Reservado, en fin, hasta hace poco. Banalizar el exterminio de los judíos por los nazis se ha vuelto corriente. La Asociación trivializa, además, el genocidio camboyano. Equipara la represión franquista con la de Pol Pot. Entre el 20 y el 25 por ciento de la población de Camboya pereció por obra de las iluminadas huestes de los Jemeres Rojos. Imbuidos de un fanático odio a la ciudad, expulsaron a punta de pistola a los dos millones de habitantes de la capital, incluidos mujeres, niños, ancianos y enfermos hospitalizados.

El Partido Comunista de España también se ha puesto en (vieja) guardia contra la Academia. Se movilizará, anuncia, contra cualquier intento de definir el comunismo como totalitario. Será que esos herederos de Lenin y Stalin han abjurado de la doctrina de sus mayores. ¡Renegados! Su enfado me recuerda una historia búlgara. A principios de los ochenta, Zhelyu Zhelev, expulsado del Partido en 1965 y luego primer presidente democrático de Bulgaria, escribió un libro titulado Fashizmat (El fascismo). Describía en él la estructura del Estado fascista. Coincidía punto por punto con la estructura del Estado comunista. Los estudiantes acudían a las librerías y preguntaban: ¿Tiene el libro de Zhelev, Kommunismat? El librero respondía: ¿Quiere decir Fashizmat? Sí, desde luego, ha sido un lapsus. La obra fue prohibida a las tres semanas.

Ahí tienen una solución salomónica para el diccionario. Comunismo: véase Fascismo. Fascismo: Véase Comunismo.

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