En tren por la patilla, con bocata,
pancarta, pegatina, chamarreta
y treinta machacantes como dieta,
se planta en la manifa el liberata.
No chilla a ZP, porque se trata
de andar brujuleando por la jeta
y hacer la mamandurria de la teta
del presupuesto pródigo sociata.
A Aznar toda la culpa se la imputa,
le llama al empresario hijo de puta
y escupe a doña Espe en su retrato.
La crisis inclemente nos azota
pero él, resguardadito, no la nota,
al plácido calor del sindicato.