Sin duda alguna, los señores del Centro para la Libertad de Consumidores (CCF, por sus siglas en inglés) tienen todo el derecho del mundo a estar asombrados e indignados ante la decisión de Facebook de prohibir que los usuarios hagan publicidad de productos lácteos. Y también lo tienen, por supuesto, a protestar y a dar a conocer al resto de la humanidad su opinión sobre la medida tomada por los responsables de la popular red social.
Pero hasta ahí. Mientras se limiten a quejarse, montar campañas de protesta o a tratar de contactar con los responsables de la prohibición, todo entra dentro de lo legítimo. Pero se saldría de esta categoría si trataran, esperemos que no lo hagan, de involucrar a los poderes públicos para que obligaran a Facebook a levantar tan estúpida prohibición. Al fin y al cabo, no deben olvidar que se trata de una empresa privada y que tiene la legitimidad de prohibir lo que le venga en gana a sus usuarios.
De todos modos, para ser coherentes del todo con su nombre –puesto que la organización lleva en el mismo la palabra "Libertad"– desde CCF deberían protestar, siempre sin recurrir al apoyo de los gobiernos u otras instancias estatales, por todas las prohibiciones de publicidad. Al igual que la leche y sus derivados no resultan nocivos para gran parte de seres humanos (no olvidemos que hay millones de intolerantes a la lactosa) muchos podrán alegar que el consumo responsable de alcohol o un uso correcto de las armas, por ejemplo, tampoco lo son. Y en aquellos casos, como las drogas o el tabaco, en el que casi siempre son dañinos, anunciarlos no es lo mismo que obligar a consumirlos.
Además no deja de ser irónico que en esa red se prohíba anunciar toda una serie de productos y se permita, por ejemplo, hacer propaganda de ideologías políticas totalitarias que han supuesto la muerte para millones de personas y de regímenes que coartan la libertad de muchos otros millones. Sin embargo, la libertad tiene esas cosas, hasta los indeseables defensores de personajes como Hitler o Stalin tienen derecho a expresarse. Y el resto de usuarios la tienen para pedir que Facebook no se lo permita hacer en su red social. Si lo hace, bienvenido sea, que se creen una propia para ellos. Hablamos siempre de entornos privados.
Los responsables de Facebook han hecho el tonto prohibiendo la publicidad de lácteos. "Son la leche", que diría un castizo. Pero tan sólo es eso, una idiotez que son libres de cometer.