Cuando pongan las taxistas del amor se vaciarán muchas calles. Surge un problema ¿quién las examinará? porque ellas no pueden examinarse entre sí de ese oficio. Otra duda ¿Se creará un grupo de viaj eros para, tras minuciosa cata, darlas estrellas y crear así una guía Michelling que sirva de referencia a quien quiera montar en su taxi?
¿donde quedó lo de prohibido hablar con el conductor?
Luego las mujeres se quejan cuando no las dejan entrar en sociedades gastronomica o de otra indole.
Si no recuerdo mal, el origen del invento está en el Líbano, en Beirut, zona cristiana, pero de gran influencia islámica, y allí sí tiene razón de ser. En España, que yo sepa, la única agresión de los taxistas es el precio de la carrera.