Falsario de pelambre contrahecha,
hipócrita tunante de recuelo,
para el erario siempre sanguijuelo
y pertinaz sujeto de sospecha.
Sociata de salón, antiguo flecha,
postizo de católico y de pelo,
perpetuo morador del entresuelo
y gran mamandurriero, hasta la fecha.
Gilipatriota ful a la ejpañola,
más falso que los pelos de su chola
y fúnebre pavón de vuelo corto.
Perito embaucador con la sinhueso,
que desde su poltrona del Congreso
refrenda la tragedia del aborto.