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Florentino Portero

Obama amenaza

Lo más probable es que se produzca una nueva representación: aprobación de sanciones no determinantes a Irán que permitirán al régimen islamista avanzar en su programa nuclear con mayores sacrificios.

El presidente norteamericano Barack Obama ha aprovechado la rueda de prensa con su homólogo surcoreano para hacer unas duras declaraciones contra los dirigentes de Corea del Norte y de Irán, amenazándoles con la aprobación de nuevas sanciones en el Consejo de Seguridad.

Las palabras de Obama representan el reconocimiento tácito de un fracaso. Sus planes alternativos para la resolución de estos conflictos resultaron no ser más que un ejercicio de osadía. Desde su inexperiencia en temas internacionales no tuvo ningún pudor en proponer ideas que tenían como único fin deslegitimar la política del Gobierno Bush y dar gusto a los cansados oídos del electorado.

Ya es evidente que tanto Irán como Corea del Norte utilizan la diplomacia para ganar tiempo y consolidar así sus programas nucleares. Si Obama cree que puede amenazar con sanciones sin hacer el ridículo, como fue el caso del triunvirato europeo, es porque piensa que las concesiones que ha realizado a rusos y chinos son lo suficientemente importantes como para que se sientan obligados a ceder en estos dos delicados temas. Obama coincide con los dirigentes de estos dos países en que quiere un Estados Unidos menos protagonista y más dispuesto a consensuar sus actos con el resto de las grandes potencias. Es lo que han dado en llamar impropiamente multilateralismo, pero que en realidad es bilateralismo pasado, cuando es posible, por un directorio ad hoc.

Rusos y chinos celebran el que ¡por fin! Estados Unidos renuncie a su condición de superpotencia, al tiempo que desprecian a sus dirigentes, por débiles y decadentes. Tratan de aprovechar la situación para defender sus intereses y consolidar nuevas posiciones de privilegio, pero comprenden que tienen que ceder algo a cambio. Los rusos parecen muy ilusionados con la negociación nuclear en marcha a propósito de la renovación del Tratado START y no creo que quieran ponerla en peligro por la cuestión iraní. En estas fechas tendrán en mente la experiencia Carter, un presidente idóneo para sus intereses que sacrificaron a medias con los ayatolás por exceso de confianza y cuyo fracaso abrió las puertas a la Era Reagan.

Sin embargo, no es tan fácil para los rusos y, sobre todo, para los chinos dejar en la estacada a los iraníes. Hay intereses objetivos en su relación que dificultan un cambio radical. De ahí que lo más probable sea una nueva representación: aprobación de sanciones no determinantes que permitirán al régimen islamista avanzar en su programa nuclear con mayores sacrificios. Los grandes harán el paripé de que están concernidos y movilizados para preservar el régimen de no proliferación al tiempo que los ayatolás se hacen con la bomba. Esto debe ser lo que los europeos hemos bautizado como "multilateralismo efectivo".

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