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Marta Pérez-Cameselle

¿Publicidad engañosa?

Señora ministra, ¿usted cree que hay alguna diferencia entre un óvulo fecundado en camino hacia el útero y un óvulo fecundado implantado en el útero? Es como si le dijeran que usted no es la misma persona en el ministerio que en camino hacia el ministerio

Existe un folleto informativo sobre la píldora del día después que se facilita en las farmacias, que tiene su fuente en el Ministerio de Sanidad y Política Social.

De la información sobre dicho medicamento denominado Anticoncepción Hormonal de Urgencia dentro de la Estrategia de Salud Sexual y Reproductiva del Sistema Nacional de Salud me voy a referir a una de sus indicaciones. Según fuentes del citado ministerio: "Esta píldora no es abortiva ni produce ningún problema o lesión en el embrión en el caso de que hubiera ya un embarazo". ¿A qué se está refiriendo el ministerio? ¿Está informando correctamente?

Respecto a la primera afirmación del ministerio –"Esta píldora no es abortiva"Red Farmacia Responsable considera, entre otros muchos expertos, que la píldora del día después puede actuar evitando la fecundación o bien impidiendo la implantación del embrión en el útero, por lo que, en este último caso, al haberse producido ya la fecundación (que en realidad es sinónimo de concepción), estaríamos ante un caso de aborto provocado por este medicamento. ¿A qué viene entonces llamarlo "anticoncepción hormonal"? Tampoco la eficacia de esta píldora se garantiza en todos los casos, por lo que podría llegar a producirse la implantación correcta del embrión, y proseguir el proceso de gestación. Luego, si esto es así, cualquier medicamento que tenga como fin interrumpir el proceso de esa vida, si ésta ya ha comenzado, es por sentido común abortivo.

Lo que ocurre es que no sabremos cuándo se ha producido el aborto. Esto es como apelar al: "ojos que no ven, corazón que no siente", recurso habitual en el aborto, pero que se da de bruces con la noción de "libertad con responsabilidad", que es la única libertad "verdadera" que existe. En el caso de esta píldora, que no sepas si se ha producido la fecundación o no, no significa que debas olvidarte de la responsabilidad que tienes como consecuencia de tus actos, lo que implica ser consciente de la posibilidad de llevarte la vida de tu hijo por delante...

No he querido emplear el término "embarazo" intencionadamente, y en su lugar he utilizado las expresiones "fecundación" (aclarando que en realidad es sinónimo de concepción)" e "interrupción del proceso de esa vida". La razón se debe a la información difundida por la OMS sobre cuando comienza el embarazo a raíz del cambio que hizo en la definición del término "concepción" hace más de treinta años; cambio por el cual "concepción" y "fecundación" dejaron de ser para este organismo términos sinónimos, con lo que se dio campo libre a la anticoncepción. Para la OMS, el embarazo o concepción comienza una vez que el óvulo fecundado o embrión se ha implantado en el útero. ¿Ya han visto ustedes el "truco"? Como la citada píldora puede impedir la implantación del óvulo fecundado en el útero, si no se llega a implantar correctamente, no hay según su criterio embarazo o concepción. Conclusión del Ministerio de Sanidad y Política Social que sigue a la OMS: la píldora del día después es un método anticonceptivo que no interrumpe el embarazo.

Se trata de un asunto de enorme gravedad, pues hay mujeres que consumen la píldora cuando no estarían nunca dispuestas a abortar, o al menos tendrían la duda de hacerlo, en el caso de que, sin buscar un hijo en las relaciones sexuales, resultara que su vida ya ha comenzado. Que es de lo que se trata: rigor en la información para saber a qué atenerse. Es decir, hay que exigir a nuestro Gobierno veracidad y claridad en la información que difunde, y que no eche mano del malabarismo en el lenguaje escudándose en convencionalismos nada científicos por muy patrocinados que estén por organismos supranacionales. El nombre técnico es lo de menos, lo esencial es saber que ese ser humano en los primeros catorce días de vida antes de la anidación está totalmente desprotegido, y no advertirlo supone inducir al equívoco a miles de mujeres.

Señora ministra, ¿usted cree que hay alguna diferencia entre un óvulo fecundado en camino hacia el útero y un óvulo fecundado implantado en el útero? Se trata del mismo ser único e independiente, que cuenta desde el mismo instante de la fecundación con toda la información genética propia de ese ser humano, distinta de la de su madre y de la de su padre (éste último, por cierto, un "convidado de piedra" para el Gobierno). Para que lo entienda mejor, es como si alguien le tratara de convencer de que usted no es la misma persona en el ministerio, en que camino hacia el ministerio.

Respecto a la segunda afirmación"Ni produce ningún problema o lesión en el embrión en el caso de que hubiera ya un embarazo"– según el criterio "excluyente" de embarazo del ministerio, si como consecuencia de otro acto sexual previo al último por el que la mujer tomó la píldora, se produjo la fecundación y logró implantarse el embrión correctamente en el útero, ese embarazo sigue adelante sin que la píldora le produzca ningún efecto dañino. Pero esto también es así según el ministerio, porque respecto a la gravedad en los efectos secundarios de este medicamento, tampoco existe coincidencia, no sólo con La Red Farmacia Responsable, sino también con multitud de expertos.

Como bien afirma la citada "red": "la solución no está en el 'después' sino en el 'antes': para evitar estas situaciones es necesario promover una verdadera educación afectivo-sexual, bajo la guía de los padres y que tenga en cuenta la totalidad de la persona". Pero después del último ejemplo de la Junta de Extremadura, que ha causado tanto furor en la de Andalucía, (ambas en manos socialistas), lo más probable es que la próxima iniciativa en educación sexual que ha anunciado la ministra Trinidad Jiménez acabe, como en otras, en un aumento de la promiscuidad.

Segúninformación de este mismo martes, sería de extrañar no sólo que en dicha iniciativa se cuente con los padres, respetando los valores y convicciones que éstos quieran transmitir a sus hijos (ya desplazados por el Gobierno en su proyecto de ley de reforma del aborto respecto a menores de 16 años), sino también, que tenga como fundamento una visión integral de la persona en la que se contemple el valor de la sexualidad necesariamente unido al de la afectividad.

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