Para bigastr:
¿"Campaña de derribo contra Rajoy" por parte del PSOE?
Pero si están encantados con él. Saben que nunca les dará problemas
¿"Ideario ecuánime"? Más bien ideario de conveniencia adaptable a cada momento.
¿"Estos [tiempos] que padecemos, nos [...] exigen quitar de enmedio, cuanto antes, a ZParo y su socialismo"? ¿Y poner a otro que va a hacer lo mismo, gracias a su ideólogo Gallardón?
Y como pareces cercano a la cúpula del PP, a ver si te enteras y nos cuentas qué ocurrió en Méjico, que llevó a Rajoy a dar la vuelta a las ideas que había defendido en su programa electoral. Si le votamos, ¿quién nos dice que no va a cambiar de nuevo, con lo fácil que le resulta? Y para terminar, ¿te parece de fiar alguien que ha tratado así a sus propios compañeros de partido -María San Gil, Manuel Pizarro, Esperanza Aguirre, ....? Alguien al que no le pareció oportuno ir a la manifestación pro-vida.
CONTINUACIÓN:
Considérese, por otra parte que la campaña de derribo contra Rajoy, promovida desde Ferráz por Pepiño desde el año 2004, fue secundada inicialmente por los medios afines (el90%) al PSOE, más tarde, para seguir la moda del tema, los periodista de los medios que se suponían partidarios de una política de centro, fueron contagiados de "manía persecutoria" por los periodistas con estómagos agradecidos, muchos de ellos con carnet del PSOE, que a toda costa y coste, vienen tejiendo la DESUNIÓN del PP, trampa en la que muchos han caido; ratonera en la que algunos se mueven como peces en el agua.
Del mal que hoy padecemos los españoles, desempleo y futuro incierto los responsables son:
El 75 %. El PSOE, por amantes de lo ajeno.
Los periodistas y los medios el 20%, por conveniencia laboral.
Los demás, 5%, por calzonazos e incompetentes.
Si. Pero el voto en blanco debe emplearse para otros tiempos. Estos que padecemos, nos aconsejan, advierten y exigen quitar de enmedio, cuanto antes, a ZParo y su socialismo. Son el cáncer de España y el PP, en el peor de los casos, comparativamente, es una simple resfriado.
Un ideario ecuánime no debe impedirnos utilizar a destiempo el voto en blanco como muestra de nuestro rechazo a la clase política; la técnica purificadora del voto en blanco de la mano de los ciudadanos debe llegar, sí, pero cuando el PSOE esté fuera del "Gobierno de España", denominación esta, que tratándose de quienes lo configuran, cada vez que la leo u oigo en los spots de TV, siento un desasosegante y molesto retortijón.
Los que ganaremos de calle las elecciones, Sr. Maestre, seremos los que no entremos en el juego viciado y generador de corrupción, o sea, los que nos abstengamos.
Cuando le hablas a la gente de abstenerte en las elecciones, muchos, lo primero que te dicen es que entonces no tienes derecho a quejarte. Es corriente oirlo por ahí, “si no votas, no te quejes”. Pero, ¿donde está escrita esa ley?,¿en la Constitución quizás?. Entiendo el razonar de esa gente, pero no lo comparto; para mi son víctimas de la propaganda oficial que ‘insinua’ que todo aquel que no participa en la ratificación de unas listas de partido confeccionadas por el jefe de turno, no tiene derecho a quejarse.
Vaya, vaya, uno paga su contribución, su impuesto de rodaje, su basura, su agua, su luz, el seguro autónomo, la declaración de la renta, impuesto de sociedades, el IGIC y no se cuantas cosas más, pero...¿no podemos quejarnos?. En España, la riqueza (el PIB todo) la produce el Pueblo: la que paga sus propios sueldos, la que financia al Estado en forma de impuestos, la que se reparte en forma de beneficios empresariales, y la que engruesa el capital; también paga las hipotecas, los seguros, el consumo; y es fiador último de los errores de sus clases dirigentes o de las consecuencias del sistema partitocrático.¡No me digan que no podemos quejarnos¡...si es casi lo único que nos queda por hacer en el Estado de Partidos corrupto que sufrimos.
De momento, la única forma de hacerlo es no votando, a nadie: no nos representan. Y es la única forma porque es lo único que puede hacer tambalear a las cúpulas de los partidos y el régimen. Ellos lo saben, la prueba está en la cantidad ingente de euros que se gastan cada campaña en propaganda institucional para que votemos, lo que sea, pero que votemos, aunque sea en blanco. La mayoría de la gente no cae en esto cuando acude a las urnas. No estamos eligiendo a nadie(los nombres de las listas los eligen otros), ni haciendo ejercicio de libertad alguna(también se la guardan para ellos los que hacen las listas).Lo que hacemos al ir a votar es garantizar la partitocracia y su infalible corolario: la corrupción; de todos los partidos, por cuotas de poder, unos el 20%,otros el 30%, y así siempre. Por lo tanto, concluiría este artículo haciendo la siguiente reflexión y síntesis: “si no votas, ¡¡¿¿no te quejes??¡¡...¡¡¡SI VOTAS, NO TE QUEJES¡¡¡”.Abstención activa.
Yo prefiero votar a un partido marginal, como voto de castigo, antes que un voto en blanco. El voto en blanco se puede interpretar de muchas maneras.
El voto en blanco adquiriría su verdadera dimensión si, como la lógica de la definición del Parlamento que lo proclama lugar donde reside la soberanía del pueblo, se le adjudicansen los correspondientes escaños vacios, los cuales computarían como abstenciones en las votaciones, y el presupuesto correspondiente volviese a las arcas del Estado o, mejor aún, a los bolsillos de los contribuyentes.
De esa manera se conseguirían dos objetivos:
1) Constatar la realidad de la deslegitimación de la élite politica, como se menciona en el artículo.
2) Dar a las minorías un peso más acorde con la realidad de sus votos, dejando de dar o quitar mayorías a su antojo.
Pero no se atreverán a modificar la ley electoral, porque descubrirían sus vergüenzas y se vería que "no hay".
SR. MAESTRE, sabe lo que ya nos dicen algunos "variopintos politiquillos", que el VOTO EN BLANCO, lo emitimos los que no sabemos leer ni escribir...........¿ Como lo vé ?. ¡VALE YA!
No hay nada más difícil de predecir que los cambios políticos. La ciencia política no ha sido capaz de encontrar una respuesta plausible a este fenómeno. Ello se debe a la espontaneidad de la acción política que hace posible el cambio. Los cambios políticos para ser verdaderos no pueden sustentarse, como hacen con palmaria falsedad los propagandistas de la Transición, en el tránsito de un régimen autoritario a otro democrático bajo el paraguas legal del régimen al que trata de sustituir.
Resulta así que el régimen democrático se construye con la legalidad de un régimen autoritario. Este absurdo que es perfectamente comprensible por cualquier estudiante de primero de Derecho, es lo que viene sosteniendo contra el sentido común el régimen partitocrático.
Es perfectamente comprensible que los autores intelectuales del engaño e intoxicación masiva de la sociedad española y sus herederos defiendan a capa y espada esta aberración que haría sonrojar al que la sostuviera en un país serio.
Es normal que este delito continuado contra la más elemental regla de la acción política encuentre sus cooperadores necesarios en los aparatos financieros y mediáticos interesados en el mantenimiento del régimen que los ampara y enriquece.
Es normal que la propaganda oficial encuentre acomodo en las aulas universitarias donde miles de estudiantes se vean obligados a estudiar textos políticos que establecen como verdad absoluta lo que jamás se hubiera pensado.
Es normal que los aparatos de propaganda oficial y los grandes grupos mediáticos perviertan el lenguaje hasta hacerlo irreconocible.
Lo que es anormal es la extrema ingenuidad en la que se encuentra sumida la sociedad española ante el régimen de partidos, al que siguen confundiendo con la democracia, a pesar de la extrema degradación a la que ha llegado la vida pública.
Y mientras eso ocurre, la España ilusa espera un cambio de partido en el gobierno para recobrar nuevas esperanzas, sin entender que España camina a pasos agigantados hacia el abismo. Sin comprender que España se define por un régimen político que niega a sus ciudadanos el derecho a elegir y deponer libremente a sus representantes.
Nadie como García-Trevijano ha sido capaz de explicar que, para salir de la crisis económica, hay que pagar el precio de entrada en la crisis política, antes de la que la causa general de los aparatos de partido termine por arruinar la causa general de España. Unas nuevas elecciones podrán cambiar el gobierno pero dejará intacto el régimen político, que sólo puede ser cambiado por la sociedad civil. Será la toma de conciencia de la sociedad civil el verdadero factor del cambio, que cristalizará sin predeterminación y a la menor oportunidad.
Tony Díaz