Definitivamente el Psoe ha terminado ganando la guerra. Sin disparar un tiro, que tiene más mérito. El adversario ha arrojado armas, ideas y valores. Solo procuran conservar los bagajes. Estoy por afiliarme al partido de Rubalcaba, al final agota apoyar a una gentuza, grupo de perdedores que te desprecia como Rajoy o como Rato, a malas bestias como Cascos, a gente que declara que "SU" himno es Els Segadors como Alicia Sánchez Camacho, a figurines anoréxicos sin ideología y sin valor, como Camps, a corruptos de todas las autonomías y a tontos de todas las aldeas. Los héroes de las vascongadas no pueden seguir justificando el apoyo a tal partido de granujas y amorales. Además pronto los habran echado a todos.
Creo que es cierto lo que aquí se dice pero todo ello es el resultado del sometimiento aceptado por muchos militares de alto rango, desde hace años, del pensamiento militar al pensamiento político cuando son dos formas de pensamiento muchas veces antagónicas.Es cierto que, en cuanto a su empleo principalmente, el militar debe de estar sometido a la voluntad política pero esta no debe en ningún caso trufar el sentir militar, lo militar en general,como se hizo recientemente con la nueva redacción de las Ordenanzas (que a duras penas pueden calificarse de Reales) para las Fuerzas Armadas.Mantengase el político en su sitio y el militar en el suyo.
Suscribo de la cruz a la raya lo dicho, me descubro ante el arrojo y valentía del Gees.
Quien es el comandante en jefe de nuestras fuerzas armadas que no es capaz de salir en su defensa y colocarlas en su sitio? ya eliminaron el grito de viva El Rey, viva España, ahora solamente dicen viva España. Don Juán Carlos donde está que no se le oye? parece que lo tuvieran en el Alakrana, pintó en invierno, pintó en otoño y ahora no pinta un co......
Nunca hubiera esperado semejante artículo por parte del GEES. Puedo entender la motivación, pero es absolutamente injusto y ofensivo hacia el conjunto de las Fuerzas Armadas y hacia los que sirven en ellas.
Las Fuerzas Armadas obedecen órdenes, y el sacrificio que realizan los hombres y mujeres que las forman no es sólo el de su vida o su integridad, sino incluso el de olvidar su propio ego cuando ejecutan órdenes que íntimamente no comparten.
Así funciona un Estado democrático. Y ese es el papel que constitucionalmente se les ha dado. Si se les va a criticar -también- por acatar las órdenes de un gobierno democráticamente elegido, quizás el redactor del artículo debiera plantearse si ha entendido algo de qué es una democracia, qué es la Constitución y qué es ser un soldado.
Su artículo, señor, es indigno de la institución a la que pertenece.