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Borja Prieto

Lamento por Soitu, Lanetro y otras víctimas de la crisis

Soitu se preciaba de hacer "un producto de calidad". Pero pregunten a su alrededor cuántos conocían ese producto. O no había un público para Soitu, o no consiguieron que fuera el suficiente. En esos casos, el mercado es inexorable: se cierra.

La semana pasada cerró sus puertas Soitu, el periódico digital que fundó Gumersindo Lafuente tras dejar elmundo.es. Y también está en crisis Lanetro, que ha despedido a todo su equipo de redacción. No han sido los primeros en caer entre los medios digitales, ni serán los últimos. Cualquiera que esté en los entresijos de la red recuerda la estrepitosa caída de Mobuzz, el proyecto de vídeo en el que estaban involucrados Javier Capitán y Enrique Dans.

Cada uno de estos medios tiene una explicación para su fracaso: unos inversores no llegaron a tiempo y otros se retiran demasiado pronto. Pero en realidad el problema no son los inversores: la causa del fracaso de cualquier empresa es no haber sido capaz de generar los suficientes ingresos como para cubrir sus costes. Los inversores, en una situación así, sólo alcanzan a prolongar la agonía.

Soitu se preciaba de hacer "un producto de calidad". Pero pregunten a su alrededor cuántos conocían ese producto. O no había un público para Soitu, o no consiguieron que fuera el suficiente. En esos casos, el mercado es inexorable: se cierra, y los recursos se dedican a otros proyectos que sean capaces de convocar a un público que genere ingresos suficientes. Esto provoca a veces urticaria entre las élites intelectuales: ¿cómo puede Sálvame ser preferido a los documentales de la 2? ¿Cómo puede prosperar David Bisbal mientras insignes artistas como Ramoncín no venden un colín? ¿Cómo puede ir más gente a ver la última de Will Smith que la última de Willy Toledo?

La solución es subvencionar "lo bueno". Si la masa no es capaz de apreciar la calidad, el Estado decide que además de pagarse sus cochambres, pagarán el arte que consumirán los connoisseurs. Y así vamos, pagando entre todos los gustos de unos pocos.

Afortunadamente, en internet todavía son mayoría los proyectos que tienen libertad para prosperar o fracasar. Porque sólo si los Mobuzz, Soitu y Lanetro cierran pueden dejar hueco para que surjan otros proyectos que sí consigan el favor del público y lo transformen en beneficios para sus creadores.

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