Contradiscurso de Rajoy
Voy a deciros otra vez lo que es inadmisible, y no me pidáis detalles. Insisto, inadmisible. Tampoco daré detalles. Es inadmisible hacer declaraciones públicas sobre esto y lo otro. Sobre casi todo o sobre casi nada.
Amigas y amigos, gracias por estar aquí, y gracias a Esperanza por no estar, porque así voy efectivamente a estar más cómodo. Mi intervención en este contradiscurso en el que daré el famoso golpe sobre la mesa va a ser clara y sincera, no como en mi discurso.
Presenté mi candidatura a la presidencia del partido por tres razones, dije. Tírenlas a la basura y empecemos de nuevo. Las auténticas tres: primera, presenté mi candidatura aunque los resultados electorales, al perder por segunda vez, no me permitían hacerlo. Lo hubiese hecho en cualquier circunstancia. La segunda razón es que la mayoría del partido me pidió que lo hiciera porque la mayoría del partido quiere seguir en sus puestos. Para mí, que llevo aquí desde 1977, el que la mayoría del partido me pidiese aquello a lo que no podía negarse era una razón de mucho peso. La tercera y más importante razón por la que decidí presentarme es que, aunque no me veía con ganas, fuerza e ilusión para ganar las próximas elecciones generales, confiaba en que el Partido Socialista se aburriera antes.
Algunos compañeros pensaron de manera diferente, pero lo cierto es que el 84 y pico de los compromisarios del Congreso decidieron dar su apoyo a mi candidatura en voto ya amarrado en las sedes regionales de los partidos y, por lo tanto, libre de cualquier falta de presión.
Este Comité Ejecutivo es absolutamente representativo de lo que es el Partido Popular en toda España, y a pesar de haberlo dicho ya en mi discurso resulta que es aproximadamente cierto sin que sirva de precedente. Todas las decisiones se tomaron con afán integrador aunque hubo personas que prefirieron desintegrarse por su voluntad, obtenida ésta por cualquier medio. Queridas amigas y amigos: sabéis que tras el Congreso de Valencia no nos han puesto las cosas fáciles ni os las he puesto fáciles, y los detalles sobran.
También obviaré los detalles de por qué con una depresión económica en España sin precedentes desde la postguerra sólo estamos a tres y pico puntos por encima del PSOE. ¿He dicho ya que paso de los detalles? Es inaceptable que algún militante de nuestro partido diga que no somos alternativa. Somos la única alternativa. Incluso a mí. Quiero dejar claro que es desleal colaborar a debilitar esa alternativa. Hay quienes lo hacen porque no quieren al PP, están en su derecho como Gallardón, pero quienes no tienen ese derecho son los demás dirigentes del PP. Hemos vivido una situación inadmisible según los barrios, y eso me llevó a convocar este comité. La situación es desesperada aunque no grave. Voy a deciros otra vez lo que es inadmisible, y no me pidáis detalles. Insisto, inadmisible. Tampoco daré detalles. Es inadmisible hacer declaraciones públicas sobre esto y lo otro. Sobre casi todo o sobre casi nada. Las reglas básicas son éstas, y si a alguien no les gustan, tenemos otras.
Todo esto es inadmisible, y todos los detalles son inadmisibles. Lesiona nuestra imagen, estorba nuestro proyecto, indigna a nuestros militantes, desconcierta, provoca la subida del pan. Si algunos se preguntan cuándo será la próxima respondo: no habrá próxima, al menos hasta la siguiente. Amigas y amigos: no sólo los detalles, sino que también la corrupción es inadmisible. Con la misma contundencia afirmo que hay corruptos más iguales que otros y que hay que aplicar la prudencia. No se nos olvidan los juicios paralelos, algún juez instructor o la parcialidad de algunos miembros de la fiscalía y la sastrería. Quiero dar las gracias a muchos compañeros de nuestro partido que han dado un paso atrás habiéndoseles apenas empujado, en bien del interés general de nuestro partido.
Quiero proponer un Código de Buenas Prácticas en el PP, por el cual los vómitos de los vicealcaldes vayan a su bolsa, como en los aviones. Este es un partido nacional, no federal. Se obedece al proyecto nacional, que soy yo. Si tengo que actuar con contundencia lo haré aunque sea para el cuello de mi camisa. Espero hacerlo con vuestro apoyo, que si no me desanimo.
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