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El fuego

Casos de corrupción que sólo nos pueden conducir a la desafección y que allanan el camino para la retórica del antisistema, pero no aquella de principios de siglo o de los años 30 o incluso de los años 70, sino la de estos tiempos: apático inmovilismo.

Erbilyos dijo el día 31 de Octubre de 2009 a las 05:45:

Es un país sin pulso moral suficiente como para reaccionar ante esto. En Finlandia, por ejemplo, esto sería intolerable. Aquí se convive con la porquería, ya sea en forma de corrupción institucional, o en forma de botellón. Ya se sabe que España está, culturalmente, a medio camino entre Hispanoamérica y Europa. Gran parte de la gente que contempla este espectáculo no tiene autoridad moral para denunciarlo. No es una sociedad puritana; y, por lo demás, la vergüenza es un bien cada vez más escaso por estas latitudes. La virtud no se valora, y no se puede exigir a los políticos que sigan un estricto código moral al que la propia sociedad no se atiene. Es decir: el apático inmovilismo es la respuesta propia de quien secretamente sabe que no es mejor que ellos.

Por cierto, es un fenómeno interesante que en países corruptos es donde más leyes se dan. Esto ya lo observó Condillac en el siglo XVIII, aunque se refería a épocas más que a lugares. Creo, sin embargo, que el principio es el mismo.

Donde más leyes hay, es donde menos se respetan. Eso también es una ley universal, que se deriva de la anterior. Un tema interesante para un artículo (si fuera periodista, que no lo soy).