El corporativismo, ese es el mayor cáncer que padece la Policía en España. Su metástasis domina los espíritus policiales por la errónea creencia que el compañerismo o sectarismo es lo más sublime que se debe ejercer, incluso, hasta incumplir el sagrado compromiso que cada agente tiene con la sociedad que es a la que verdaderamente debe serle fiel, por encima de cualquier otro servilismo, ventaja o conveniencia.
Llegará el día en que alguno de los que han ocultado pruebas, silenciado evidencias y esquivado responsabilidades se decida a contarnos las trampas que sembraron alguno de sus compañeros para que pudiera mantenerse la ignorancia sobre el tipo de explosivo del 11-M, desinformación que proporcionó argumentos a los que mantenían antes del 14-M que los atentados eran islamistas. Ese ocultamiento propició la llegada al poder de ZP y sus mariachis apoyados por los enemigos de España, los nacionalistas que juntos y “encantados”, nos han estado llevando a este caos al que, por ahora, no se le ve la salida.
Calculada retórica inocente (política) del Sr. Moris: viene a exigirles a Sus Excelencias, nada menos, tengan a bien explicarnos por qué se comportan de manera tan más que sospechosamente criminosa. Ya lo creo que sería todo un logro someterles a tal razonada interpelación pública.
Es obvio que no nos darían una respuesta satisfactoria. Ni siquiera se atreverían a insinuar la delatora Razón de Estado (último refugio de los canallas) con que calman sus podridas conciencias, caso de que la tengan. Pero no importa. En un régimen de opinión pública, lo importante no son las respuestas, sino las preguntas; y a quien corresponde principalmente hacerlas es a la Oposición.
Pero la Oposición ni está ni se le espera. En el caso Faisán parece que osa meter el dedito un poco, pero en el 11-M… Es la Razón Electoral (último refugio de los intereses personales), la más poderosa de las Razones de Estado (si no hay poder, no hay mamandurria)
A estas alturas, en el escamoteo del 11-M y en la demolición de la democracia, tanto monta, monta tanto, Gobierno como Oposición. Bien haríamos en empezar a dirigir las admoniciones directamente a la fingida oposición que no hace las preguntas debidas y es la única con Esperanza de cambio.
No pida explicaciones. Sólo eche una ojeada a su alrededor y vea en lo que ha quedado este país, para confirmar las más increibles y espeluznantes sospechas de los autores intelectuales del atentado.