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Las preguntas falsas

La corrupción deja al descubierto que el sistema de partidos políticos, en España, es una basura, sobre la que flota una casta política incapaz de modernizarse de acuerdo con las pautas de las democracias más avanzadas.

ertri dijo el día 19 de Octubre de 2009 a las 09:58:

Ahora ya tenemos la respuesta del cambio de rumbo de Rajoy, el MIEDO a que se descubriera todo esto del Gürtel, por eso se echó en brazos de los medios progres, creyendo que si se destapaba todo, ellos lo salvarían por su bajada de pantalones y su cainismo a quienes lo habían defendido siempre, y esos mismos medios son los que le hicieron firmar la hipoteca de traicionar a los que siempre estarían al lado de la libertad como María San Gil, Luis Herrero, y tantos otros.
Rajoy no está tocado, está hundido, y hasta que no se vaya, el PP seguirá a la deriva, pero no solo él, sino todos los que le rodean, pues ese lastre lo llevarán y el psoe lo sabrá aprovechar.
En este momento la regeneración del PP sería un tanto a su favor importantísimo, y España lo reconocería en las urnas. Aún hay tiempo para evitar el hundimiento.
Un saludo D. Agapito.

lluviaen dijo el día 18 de Octubre de 2009 a las 23:19:

Se convocan Cortes Generales en la España Eterna y los nuevos procuradores tomarán asiento en el Congreso de los disputados. Pero, ¿qué es el parlamentario español del Estado de partidos? Nada. ¿Qué ha sido hasta ahora en el orden político? Nada. ¿Qué es lo que desea? Nada. Procuradores franquistas y parlamentarios de la “democracia” de partidos son nimias presencias del nihilismo representativo. La irrepresentación de los electores es condición necesaria del Partido-Estado.



La Carta consensuada del post-franquismo quiso en 1978 ser “democrática” y prescribió en su artículo 67.2 que “los miembros de la Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo”. ¿Hay mandatos voluntarios? ¿Qué sentido tiene el precepto constitucional? ¿Lograr que los diputados sean independientes? Así se proclama desde las universidades y medios de comunicación. ¿Alguien se lo cree? Nadie, ni el mismo diputado imagina poder pensar por sí mismo o votar lo que le diga su provinciano elector y no su jefe de partido. Mas si el parlamentario vota lo que manda el partido ¿dónde está su independencia?



Es obvio que el artículo 67.2 de la CE-78 ha sido violado desde su origen. Y desde entonces las leyes de la democracia vulneran, en este sentido, la misma Constitución. Pero no es eso lo más grave. Lo que se cae por su peso, o por la ley de la gravedad newtoniana e einsteniana, es que el parlamento no representa a nadie. El parlamentario español es el nuevo nombre del procurador-miembro del Gobierno o del Partido en el hemiciclo. Si vota por mandato de alguien es inconstitucional pero, en realidad, el parlamentario no vota ni por orden del partido, ¡él es un miembro más del partido! ¡No es parte de un Parlamento que represente al pueblo! Es, simplemente, un miembro de las Cortes Generales del partido o del ejecutivo.


Parlamentario español, ¿quieres encontrar tu sentido democrático? Obedece a tus electores. Ese es el significado verdadero de un representante ligado a su pueblo y no a su jefe de partido.

Antonio Muñoz Ballesta