Los eurócratas han decidido que los habitantes de los 27 dañan su salud auditiva por escuchar música demasiado alta y, por lo tanto, gastarán millones de euros en restringir nuestra libertad por "nuestro bien".
Antonio José Chinchetru
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Vendeano dijo el día 9 de Octubre de 2009 a las 13:03:
Usted lo ha dicho, don Antonio: Estados y organismos como la UE comenzaron a inmiscuirse en la vida de los ciudadanos con la excusa de protegerles de terceros. Esa al menos es el espíritu de las constituciones herederas de la revolución francesa, y desemboca en el objetivo final, controlar al ciudadano.
De la revolución americana viene en cambio la idea, que los progres useños de todos los partidos (no sólo obamitas) intentan traicionar, de que las constituciones lo que deben hacer es proteger al ciudadano del estado, sin meterse en sus asuntos privados y en su personal responsabilidad, fundamento de su libertad.
Los Padres Fundadores de los EEUU redactaron por eso una constitución breve, pues pocos artículos son necesarios para decir NO, GRACIAS al camelo estatal. Las prolijas constituciones continentales, como el Estatut catalán o la durmiente Constitución Europea, ofrecen en cambio centenares de ficticios "derechos" y protecciones que no son otra cosa que tentadoras dejaciones de nuestra responsabilidad, por las que escapa nuestra libertad.
Usted lo ha dicho, don Antonio: Estados y organismos como la UE comenzaron a inmiscuirse en la vida de los ciudadanos con la excusa de protegerles de terceros. Esa al menos es el espíritu de las constituciones herederas de la revolución francesa, y desemboca en el objetivo final, controlar al ciudadano.
De la revolución americana viene en cambio la idea, que los progres useños de todos los partidos (no sólo obamitas) intentan traicionar, de que las constituciones lo que deben hacer es proteger al ciudadano del estado, sin meterse en sus asuntos privados y en su personal responsabilidad, fundamento de su libertad.
Los Padres Fundadores de los EEUU redactaron por eso una constitución breve, pues pocos artículos son necesarios para decir NO, GRACIAS al camelo estatal. Las prolijas constituciones continentales, como el Estatut catalán o la durmiente Constitución Europea, ofrecen en cambio centenares de ficticios "derechos" y protecciones que no son otra cosa que tentadoras dejaciones de nuestra responsabilidad, por las que escapa nuestra libertad.