Un día después de que la fiscalía de la Audiencia Nacional solicitara el archivo de la causa abierta por el chivatazo policial a ETA durante la tregua, el asunto ha quedado completamente eclipsado por el levantamiento del secreto del sumario del caso Gürtel y el traslado a las partes de de los informes policiales en los que se incrementa y extiende la sombra de la sospecha de corrupción que se cierne sobre las cuentas del PP.
Aunque el informe policial aporta nuevos datos que afectan a la rama madrileña y valenciana de Gürtel, lo más novedoso es que indica que los "gastos sin justificar" del PP en Galicia podrían ascender entre 1996 y 1999 a más de medio millón de euros. El informe lo deduce de la posible falsedad de unas facturas emitidas por empresas que formaban parte del entramado societario de Francisco Correa, así como de cartas y conversaciones interceptadas desde la cárcel por la policía entre el ex secretario de organización del PP Gallego, Pablo Crespo, y su mujer y abogado.
Por otra parte, las grabaciones de las conversaciones telefónicas que ha llevado a cabo la policía y el sumario de más de 17.000 folios también indican cosas como que Crespo y "El bigotes" gestionaron la compra de un coche de lujo para Costa, o que Francisco Correa ordenó a su contable aparecer como "Don Vito" en las anotaciones de la Caja B de las empresas de la red. El informe policial también señala que el yerno de Aznar, Alejandro Agag, aparece en las anotaciones contables de la "caja B" de esas empresas, o que Correa señaló en una conversación con el ex concejal 'popular' de Majadahonda José Luis Peñas que había puesto todos los medios para "machacar" a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.
Con independencia de la coincidencia de todas estas informaciones con la bochornosa pretensión de archivar la causa del chivatazo a ETA, y al margen también de que esas grabaciones entre un imputado y su abogado pudieran quebrantar el principio de defensa, lo que no puede hacer el PP con Rajoy a la cabeza es permanecer mudo o de brazos cruzados. Si consideran que los extractos de esas conversaciones no constituyen base alguna para derivar una posible financiación ilegal en el PP gallego, que exija al PP en esa comunidad que dé cuentas e incluso que haga suya la solicitud que hace el informe policial de averiguación de si hay facturas falsas. En caso contrario y ante la mínima sospecha de verosimilitud que se conceda al informe, que exija los ceses, ya sea en Valencia o en Galicia, de quienes, cuanto menos, han quedado acreditados como unos imprudentes y frívolos obnubilados por los coches o los relojes de lujo. De hecho ambas cosas no son necesariamente incompatibles: se puede defender en términos generales la financiación del partido en determinadas comunidades y no por ello dejar de reclamar el cese de quienes no se han conducido de manera decorosa. Así se ha procedido en Madrid, donde Esperanza Aguirre cesó de sus cargos a varios dirigentes cuando ni siquiera habían sido imputados por delito alguno.
Insistimos en que este constante goteo de filtraciones e informaciones que tiñen de sospecha al PP contrasta con la opacidad informativa que en estos tres años ha habido respecto al soplo de ETA. En el caso Gürtel la policía nos ha proporcionado una narración casi novelada de los acontecimientos y conversaciones de los numerosísimos implicados y, en cambio, en el caso del chivatazo ha sido incapaz siquiera de encontrar una mínima prueba que nos permita averiguar quién le proporcionó a Elosúa la información para evitar la acción de la justicia. Semejante disparidad de recursos y voluntades para investigar uno y otro caso sólo nos conduce a las cloacas de nuestro Estado de derecho.
Sin embargo, por mucha indignación que también nos cause el contraste que ofrecen la gran cantidad de grabaciones y el enorme despliegue policial que durante meses y meses ha vigilado al PP y a su entorno con respecto a los escasos medios que se han dedicado al esclarecimiento del chivatazo policial a ETA, el silencio del PP y de Rajoy no constituye ninguna solución. Ni para lo uno ni para lo otro.