Lo reconozco. He titulado este artículo con el nombre de la compañía de Bill Gates y Steve Ballmer debido a que tiene una capacidad de atraer la atención (y, por tanto, hacer que se lea este texto) mayor que otros. Podría haber optado por "Pobre españolísima Sega", "Pobre españolísima Nintendo" o títulos idénticos con Virgin y Nokia, que no sólo los japoneses pretenden ser grandes bailadores de chotis, sardana o sevillanas a la hora de pedir subvenciones. También hay al norte de los Pirineos quienes con el mismo objetivo pretenden hacerse pasar por grandes cocineros de pulpo a feira, fabada, tortilla de patatas o papas con mojo picón.
El caso es que todas estas compañías, o sus españolísimas filiales, pretenden que parte de esa subida de impuestos que vamos a sufrir los ciudadanos en 2010 se dedique a mejorar su cuenta de resultados. En realidad, el incremento de la carga fiscal no tiene nada que ver. Si no fuera a producirse también reclamarían para ellos parte de ese dinero público, que "no es de nadie" según lamentable doctrina de una ex ministra de Zapatero. Los señores de la Asociación Española de Distribuidores y Editores de Software de Entretenimientos (aSeDe) han pedido que se subvencione la "producción local" de videojuegos.
Poco nuevo se puede decir sobre esto que no se haya dicho antes. Si los videojuegos españoles son realmente buenos (hay casos, como la ya mítica serie Commandos o los muy entretenidos títulos de Imperium), se venderán sin problemas por mucha piratería que exista. Eso hará innecesarias las ayudas. Si las subvenciones son necesarias es que estamos ante productos que aquellos que deben opinar sobre su calidad, el público, no consideran como suficientemente buenos como para invertir un duro. Por tanto, la inyección de dinero público no estaría justificada.
Sin embargo, ellos no apelan a la razón. Ellos acuden al nacionalismo paleto, que ya fue agitado a su favor en el Congreso de los Diputados. Son el sector del videojuego español, y por tanto todos los que vivimos en España tenemos la curiosa obligación de pagar parte del sueldo de sus trabajadores y directivos. Pretenden que, como ya ocurre en el cine, el mercado y la voluntad de los ciudadanos no vayan con ellos. Para rematar, y de ahí el título de este artículo, está la peculiar españolidad de gran parte de las empresas que piden estas ayudas. aDeSe agrupa, además de a algunas realmente españolas, a las filiales hispánicas de firmas como Microsoft, Sony, Virgin, Nokia, EA o Warnerbross, entre otras multinacionales. Y todas ellas, como sabemos, necesitan nuestra ayuda para sobrevivir.
Aunque todas las compañías fueran realmente españolas su reclamo sería igual de ilegítimo. Pero es que conpobres yespañolísimascompañías estadounidenses, japonesas, finlandesas y de otras nacionalidades, encima suena especialmente a ganas de tomarnos el pelo.