El mitin del PP en Dos Hermanas ha resultado aseadito para los dirigentes del PP. María Dolores de Cospedal tendrá ocasión de mejorar su mitin de ayer. Soraya Sáenz de Santamaría nunca olvidará el baile por sevillanas que le ofreció al respetable a la llamada cantora de los Del Río. Y Rajoy, aunque no lograra penetrar con su verbo el alma de ninguno de los asistentes, se dio un baño de multitudes en un feudo tradicional de los socialistas. Todo correcto. Correctísimo. Nadie dijo con claridad cuál era la alternativa moral y política, económica y social, a la desintegración de España de Zapatero.
En todo caso, entre todos los participantes, fue Arenas quien parece que sostuvo las cosas más serias de toda la jornada. Se lamentó del millón de parados de Andalucía. Recordó compasivamente a las 300.000 familias andaluzas sin ningún tipo de ingreso. Criticó con convicción el modelo educativo impuesto por los socialistas en los últimos treinta años, que genera un 40 por ciento de fracaso escolar en Andalucía. Y, por supuesto, dejó caer promesas dignas de ser creídas, entre otras razones porque resultan plausibles para cualquier persona inteligente; así, sugirió que si llega al poder en las próximas elecciones eliminará un 50 por ciento de los altos cargos que pululan en torno a la Junta de Andalucía, y bajará algunos impuestos, por ejemplo, el de sucesiones y donaciones.
Aunque no le falte verdad, sobre todo, en lo que atañe al fondo social y económico de su diagnóstico, Arenas dijo algo que no comparto enteramente. En efecto, quizá tenga razón acerca de que es necesario toda una rebelión para que el PP llegue al poder en Andalucía, pero ya no estoy tan seguro de que esa rebelión sea contra un "partido inmovilista", el PSOE. Si el partido de Zapatero es algo con sustancia y contenido, eso se llama "movilización total". El PSOE es cualquier cosa excepto un partido inmovilista. El PSOE está movilizado permanentemente y por los asuntos aparentemente más nimios. Es peor que un partido dogmático... Es casi totalitario. He ahí su semejanza con los partidos más totalitarios de la historia contemporánea. Ayer mismo, sin ir más lejos, la señora Pajín exigía que todos los dirigentes y simpatizantes socialistas se movilizaran para convertir un engaño en una verdad irrefutable, o sea, todos dirán como un solo hombre que la subida de impuestos favorece a los pobres y perjudica a los ricos.
En el caso de Andalucía la cosa es aún más grave. Como nunca me cansaré de decir, lo terrible de la política andaluza es que el PSOE, el partido del gobierno regional, está en todas partes. Tiende a ocupar y devorar cualquier espacio público con el único ánimo de ponerlo a su servicio. Nada parece viable al margen de la Junta. La sociedad se siente agobiada por el inmenso poder de la Junta. Del PSOE. Más allá de las formas "legales", pareciera que la contextura íntima del PSOE jamás ha respetado que puedan existir espacios públicos no políticos, o peor, no susceptibles de ser independientes del partido que ostenta el poder político. El PSOE. Bastaría darse un paseo por las universidades andaluzas, o hablar un rato con un editor de la prensa andaluza, o consultar lo que está pasando con el proceso de fusión de algunas cajas de ahorro andaluzas, o sencillamente reparar en que es imposible el éxito de ninguna empresa andaluza en el campo o en la industria sin la "asistencia" de la Junta, sin los tentáculos socialistas, para hacerse cargo del poderío casi totalitario de la Junta, o sea del PSOE, sobre la Andalucía real.
Si alguien no tenía claro todavía, después de tantos años en el poder, cuáles eran las verdaderas intenciones de los socialistas, sólo tiene que leer la arenga de Griñán a los suyos, hace un par de semanas, exigiéndoles movilización y conquista, trabajo continuo y persistente, sobre una sociedad que desprecia la "antipolítica" institucional de la Junta y exige más y mejor democracia. Ni siquiera eso permite el PSOE, según Griñán, porque "gobernar no es sólo resistir, sino conquistar". Nadie debe escaparse de la acción del partido. Cualquier cosa es buena para Griñán, excepto que el partido permita pensar y vivir por su cuenta a los ciudadanos. Por lo tanto, es menester que el partido esté permanente movilizado.
La apelación a la movilización total hecha por Griñán recuerda lo peor de todos los totalitarismos. Nada podrá hacerse en Andalucía sin el PSOE. El partido sólo tiene una aspiración: ocuparlo todo. En verdad, hace tiempo que el PSOE dejó de ser sólo una maquinaría electoral potente y pasó a ser un instrumento ideológico, que a veces roza la perfección en su funcionamiento, de identificación con Andalucía a través de la Junta. El Partido es todo. Nadie, en Andalucía, puede hacer nada que previamente no haya sido cercenado por el poder socialista.
En fin, quizá Arenas tenga razón al hablar de que el inmovilismo del PSOE no traerá nada bueno a la sociedad andaluza, pero tal desgracia no podrá superarse sin romper la espina dorsal de ese partido, a saber, su capacidad de movilización total y permanente. ¡Movilización casi totalitaria!