Un ejemplo a seguir
El proyecto actual de socialización de la medicina, los llamados "rescates" coactivos con el fruto del trabajo ajeno y las regulaciones absurdas sobre actividades lícitas son el resultado de desconocer el significado de la institución de la propiedad.
El pasado 12 septiembre se produjo un acontecimiento de gran relevancia en Estados Unidos. Un movimiento masivo de personas se trasladó desde muy diversos lugares del país para marchar sobre Washington DC bajo la consigna de ponerle freno a la colosal expansión del aparato gubernamental, contingente que ocupó una superficie desde el Capitolio al monumento de George Washington. También se reunieron grupos multitudinarios en otros estados, como Illinois y Texas.
Las declaraciones recogidas por la prensa de diversos participantes pusieron en evidencia el hastío de la gente por la intromisión del Leviatán en muy diferentes aspectos de sus vidas, lo cual se manifiesta en gastos públicos descomunales, déficit fiscal astronómico, endeudamiento sideral, impuestos insoportables y, consecuentemente, burocracias crecientes y asfixiantes de las actividades productivas.
Habían muchos carteles que enfatizaban lo dicho y que loaban a los mercados libres y al capitalismo y, asimismo, condenas a los abusos del poder, pero estimo que uno de ellos resumió la raíz del problema: "no hay derecho sobre la propiedad del vecino". Esta leyenda expresaba a las mil maravillas el eje central de la política vigente y una patética distorsión de los extraordinarios valores y principios establecidos por los Padres Fundadores. Recordemos que James Madison escribió que "el gobierno ha sido instituido para proteger la propiedad de todo tipo (...) Este es el fin del gobierno, sólo un gobierno es justo cuando imparcialmente asegura a todo hombre lo que es suyo". El proyecto actual de socialización de la medicina, los llamados "rescates" coactivos con el fruto del trabajo ajeno y las regulaciones absurdas sobre actividades lícitas son el resultado de desconocer el significado de la institución de la propiedad.
A la vez, las expresiones más elocuentes y articuladas de los participantes fueron las del juez Andrew Napolitano quien subrayó que la multitud congregada incluía gente de muy diversas procedencias, etnias y edades, pero que nadie proclamó pertenecer a un partido político u otro, sino que se desplazaban para evidenciar su disgusto por los atropellos diarios del gobierno y por la arrogancia, prepotencia e impunidad con que actúan. También se expresó en estos términos categóricos el reverendo Stephen Broden, quien advirtió sobre los peligros de que ese país se deslice al socialismo y abandone sus raíces de libertad y respeto mutuo. A su turno, Glenn Beck –quien cubría el evento desde los estudios de Fox News en New York– concluyó que "resulta trascendental abstenerse de decirle al gobierno cómo dar sino que debe explicársele que no debe quitar".
Esa marcha constituye un buen ejemplo a seguir. Pone de manifiesto la capacidad de reacción de gente hastiada de los manotazos del gobierno. Al fin y al cabo, como escribió en 1576 Etienne de la Boétie, "son, pues, los propios pueblos los que se dejan, o, mejor dicho, se hacen encadenar, ya que con sólo dejar de servir romperían sus cadenas".
La marcha recogió el evocativo término de "Tea Party" para recordar la sublevación que tuvo lugar en Boston en 1773 después de que el gobierno británico, aparte de instaurar un monopolio para el comercio del té con las colonias y de actuar sin representación de las colonias en el Parlamento, incrementó los impuestos a ese producto. Todo esto llevó a que Samuel Adams convocara una reunión para decidir que se devolvieran al país de origen cuatro embarcaciones que se aproximaban al puerto con el cargamento de referencia. Al insistir los ingleses en sus propósitos y cometidos, varios de los insurgentes abordaron el primer barco que atracó y procedieron a arrojar el té al mar.
Este fue el comienzo de las guerras revolucionarios que condujo al experimento más fértil de la sociedad abierta en la historia de la humanidad. En la época de G.W. Bush se fundó el Boston Tea Party para hace frente a los desmanes gubernamentales y ahora, bajo el lema del "Anti-Tax Tea Party" tuvo lugar la comentada demostración de civilidad que, para bien del mundo libre, es de desear produzca nuevas reacciones similares.
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