Estoy completamente de acuerdo con su articulo y yo añadiría además que para ser una democracia autentica todos aquellos, aquellas y aquelles (como diría Fede), que votaron en las pasadas elecciones a Zparo, son los que deberían pagar las subidas de impuestos, ya vería Vd. Sr. Tena como la próxima vez miran bien a quien votan.
Don Pedro, siempre yendo Vd. al quid de la cuestión.
Porque la cuestión de nuestros tiempos es si podremos sobrevivir o no al poder irresponsable por excelencia, el poder político. El poder no es malo en si, lo es si es irresponsable, es decir, absoluto, lo cual es propio del poder político, que puede permitirse no responder ante nada ni nadie.
Cuando respondemos del uso que damos a nuestro poder, aprendemos. Aprendemos a distinguir lo que de verdad nos importa, nuestros fines, de lo que es sólo accesorio. Llegamos así a la transacción, a aclarar nuestra escala de valores ante los demás, que tienen los suyos, para intercambiarlos.
A eso llegan las instituciones naturales de la sociedad, modos de funcionar satisfactorios encontrados por la evolución cultural. Tenemos el mercado, que intercambia bienes y servicios. El estado de derecho, que cede obligaciones ciudadanas, autolimitaciones, a cambio de derechos. La familia, proyecto común que se realiza en la plenitud del proyecto de cada una de sus generaciones y sexos.
El problema se da cuando pretendemos escapar de la responsabilidad haciendo que otros roben por nosotros, sin coste alguno, lo que no hemos podido conseguir por nosotros mismos. Pagamos, sin querer enterarnos, un precio: dar el poder a unos matones que luego oprimirán a todos. Es el espejismo del que habló Bastiat: todos quieren robar a los demás, y todos pagarán por ello un más alto precio que si hubiesen negociado sin coacción, sin Estado.
Un cierto tamaño del aparato coactivo, del Estado, es necesario. Si es mayor, se crea una dinámica de poder desbocado, muy dificil de desactivar, pues todos empiezan a temer a todos. ¿Quién será quien ponga el cascabel al gato renunciando a ese poder irresponsable, don Pedro?