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La sacralización de la adolescencia

En los años 60 valía todo porque nos sobraban valores heredados. Quizás debamos volver a poner límites si no queremos acabar con policía en nuestras aulas.

Tolena dijo el día 10 de Septiembre de 2009 a las 16:06:

Ahi tiene usted el resultado del profesor amiguete de sus alumnos y de buen rollito versus el profesor serio y sesudo que impartia sus clases en un ambiente de jerarquiay respeto.Los profesores de hoy dia no cosechan sino lo que han sembrado.

Ausonio dijo el día 10 de Septiembre de 2009 a las 13:57:

Excelente artículo, señor Robles. Hasta me ha emocionado leerlo por lo cerca que me toca. Soy profesor de Latín y Griego (a veces me sorprende que aún se sigan impartiendo) y el panorama es desolador: no hay manera de enseñarles la conjugación de los verbos porque ya no la saben ni en castellano (¿pa qué?).
Pero no soy tan optimista como usted. Es muy triste, pero hoy está demasiado bien visto humillar el intelecto, y son muchos los profesores que se niegan a dar clases que se parezcan mínimamente a las de antes con argumentos como éste: pobres, son chavales, tú no puedes llegar a clase y decir “hoy toca esto” (palabras textuales de una profesora de lengua y literatura). Pero vamos a ver: ¿Acaso a alguien, cuando llega a su trabajo, le preguntan lo que le apetece o no le apetece hacer?
Es para llorar.