No hay nada más repelente que un político en “modo” institucional, ni más natural: al fin y al cabo, su modus vivendi depende de la ciega confianza generalizada en el sistema. Resulta patético verlos estirarse el mandilón y, muy modositos y repeinaditos (Mr. Hyde sabe esperar su momento), ponerse acusicas denunciando heréticos cuestionamientos del poder establecido como si la sumisión al orden fuera un valor en sí mismo.
Y no lo es, Sr. Cosido. Defender el acatamiento militar de los pronunciamientos del TC por arbitrarios que sean no es defender el Estado de Derecho. La separación e independencia de poderes en sí misma tampoco vale nada porque es sólo un medio (necesario pero no suficiente) para alcanzar un fin: la imparcialidad y objetividad, que es lo que importa. Como lo importante es el escrupuloso respeto material de los preceptos constitucionales y no la particular apreciación que de ellos pueda hacer un grupito de señores investidos de no sé qué especie de gracia divina. Esto es irrefutable, salvo que nos pongamos radicalmente nominalistas y concluyamos que el Estado de Derecho es imposible por principio. Pero no, lo que hay es un problema de índole práctico que no interesa resolver porque sería rebajar cotas de poder a la casta.
Lo que sí es seguro es que tenemos una irrisión de TC absolutamente desacreditado, engendro previsible de un sistema degenerado por la voracidad del poder político. La cuestión es muy grave y no se resuelve con poses de institucionalidad. Hay cosas que, en mi opinión, no se pueden hacer por mucho que te tapes la nariz y una de ellas es defender siquiera colateralmente a este TC que más parece WC. Lo que interesa defender es la Constitución, que, eso sí, jamás dirá apoyar el Gobierno de la Generalidad, cuya sinceridad aprecio por contraste con el gobierno zapatero
La regresión democrática no es la consecuencia de la desafección con el TC, es la causa.
Vale, vale, mucho rollo con lo de no presionar al TC, pero yo no le veo sentido.
Si el PSOE ha aprobado el estatut, lo lógico, lo normal, es que diga, sugiera, proclame o espere que el TC le de el visto bueno.
Lo que no es normal, lo que es absurdo, lo que es mosqueante es el silencio del PP, que no se atreve a decir QUE ESPERA QUE EL TC DECLARE INCONSTITUIONAL EL ESTATUT.
La actitud del PP silenciosa, cobarde, callada es lo ilógico y lo que no tiene sentido.
Habla el Sr. Cosido de que se han cargado la división de poderes. Estoy de acuerdo, pero el PP entra en el juego sucio del reparto, por lo tanto es cómplice de la ausencia de democracia en España. Y como cómplice, ¿con que cara puede venir a estas páginas a denunciar nada si ustedes son parte del engaño?. El PP y el Psoe, como dijo el otro día Pedro Ruiz en La Noria, son las dos caras de la misma mentira. Amén.