Ni Rajoy ni Gallardón alcanzarán nunca la presidencia del gobierno de España. La derecha, a diferencia de la izmierda, no es sectaria y sabe protegerse de falsos líderes, no vota a los "suyos" por el simple hecho de serlo: así, no se perdonan ni el despilfarro, ni las contradicciones continuas, ni la mala gestión, ni las aspiraciones personales desmedidas, no digamos las continuas mentiras y otros delitos, etc... Vota teniendo en cuenta la capacidad, la honradez, el carácter y otras consideraciones del mismo orden. Y, sin estar en todo de acuerdo sobre su manera de hacer política, Dª Esperanza Aguirre es la única que parece reunir todos los requisitos enumerados anteriormente para poder aspirar al cargo de presidente de la nación. Esperemos que, con ella, nos veamos libres de la pesadilla que supone estar desgobernados por una pandilla de perfectos incompetentes que tienen como jefe a un sujeto psicópata, bobo, mentiroso y delincuente.
Una derrota como la que ha tenido Gallardón, únicamente se puede enmendare con una dimisión inmediata. No lo hará, y gracias a ello nos quitaremos a este mal gestor y siempre dudoso político, que deberá de acompañar a las catacumbas de la política al no menos viscoso Rajoy.