"Hasta hace poco me creía la historia del patito feo al que todo el mundo desprecia y que un buen día se convierte en un cisne espectacular. Pero el otro día me di cuenta de que los finales, en la vida real, no son tan alucinantes como los de los cuentos", murmuraba el interior de otro Manolito, el Gafotas, mientras se automolaba en la intimidad. En efecto, el patito feo que era Manuel Chaves, relegado a espiar a Nicolás Redondo en la UGT de los años 80, trató de convertirse en cisne mutándose en ministro de Trabajo, dando alas a la gran huelga general de 1988. Luego, transformado en presidente de la Junta de Andalucía por la varita mágica de Felipe y Prisa, sus amigos, protagonizó irregularidades varias a pesar de lo cual sigue queriendo ser cisne bajo el apodo de Manolo el Honrado. Y por Belcebú, que puede conseguirlo, aunque, como dice Gafotas, los finales, en la vida real, no son tan alucinantes. Pero, aún así, ya habrá conseguido mucho.
Ya que estamos entre cuentos imaginen por un momento que hubiera sido Javier Arenas el que impagó un préstamo de decenas de millones de pesetas en una caja de ahorro andaluza y que, para que la tropelía fuera invisible, se hiciera desaparecer el crédito y sus claves del circuito informático de la Caja de Ahorros de Jerez, que se llamaba entonces, hoy Caja Sol, presidida por socialistas siempre. Fantaseen sobre cuál hubiera sido la reacción de los militantes y dirigentes del PSOE ante tamaño caso público narrado en la prensa, El Mundo, con todo lujo de detalles y para el que nunca hubo una comisión de investigación.
Imaginen ahora que, además de tal hazaña, Javier Arenas hubiera visto colocada en los aledaños o en el mismo ruedo de la Junta de Andalucía a una considerable cantidad de hermanos y parientes. Ah, mísero de él. Ah, infelice. El fuego eterno caería sobre él y sus pecados pasarían de boca a boca durante toda la eternidad por favorecer a los propios y marginar a los ajenos. Esto fue desmenuzado en Libertad Digital. El PSOE, el partido de la honradez, lo hubiera machacado como a los ajos de un gazpacho en un santiamén.
Pero no dejen de entresoñar y ahora figúrense que uno de los hermanos de Javier Arenas se hubiera visto implicado en un escándalo de grandes proporciones por haber privilegiado a empresas, de cuyos responsables era socio, en la Diputación de Sevilla. La cosa fue relatada con detalle en el diario ABC en 1987 y en aquella primera denuncia se adivinaban las maneras y lo que vino después. El PSOE, de haber sido Arenas el responsable, hubiera gritado: "Ratos y centellas", "Dimisión" y otras lindezas.
Sigan alucinando y propongan que dos hermanos más de Javier Arenas hubieran establecido relaciones comerciales y administrativas. Hasta ahí, nada anormal. Lo que pasa es que uno de ellos era el director general que aprobaba las obras y concesiones que el otro recibía siendo como era apoderado de la empresa en cuestión. El desvelamiento de la cuestión por El Mundo produciría una conmoción política. El PSOE en bloque saldría a exigir el ostracismo de Arenas e incluso Pérez Royo compondría un treno para el funeral político del presidente del PP.
No contentos aún con las obnubilaciones, deliren ahora con la irrupción de una hija de Javier Arenas en esta película de horrores políticos, hija que siendo apoderada de una empresa consiguiese que el consejo de gobierno que presidiría su padre, conceda un incentivo de 10 millones de euros a tal empresa, una bagatela, para su mejor competitividad y funcionamiento. Lo contaron Libertad Digital y El Mundo y luego los demás. Los gritos de "tongo, tongo, tongo" hubieran subido al cielo y bajado al infierno a hombres de la oligarquía socialista.
Y antes de que cierren del todo los ojos, represéntense a un Javier Arenas capaz de utilizar las cajas de ahorros andaluzas para hacer un negocio con los medios de comunicación de su partido –a 500 millones por caja fue la propuesta según denunció nada menos que el secretario de finanzas del partido–, o que tratara de salvarle el trasero de un empresario pro PP en una Operación Nochebuena a costa de las cajas andaluzas o que propusiera incluso sacrificar la mejor caja andaluza, Unicaja, para servicio de su partido. "Muerte, Muerte, Muerte" clamarían los ciudadanos amotinados por el PSOE en el graderío del circo andaluz.
Y ahora, abran los ojos. Cambien Javier Arenas por Manuel Chaves, que es el autentico protagonista del cuento, el que ha hecho todas esas cosas y algunas más, y traten de comprender cómo es que, royo tras royo, al final del cuento nuestro vicepresidente tercero está tratando de convertirse en Manolito el Honrado. ¿Lo permitirá el otro Manolito, el Manolito Gafotas? ¿O dado que los finales en la vida real no son tan alucinantes como en los cuentos, pasará de patito feo a patito feísimo bajo el apodo de Manolito Carota? En cualquier caso, es acojonante cómo defienden lo suyo y a los suyos los gerifaltes del PSOE –provistos del mejor cinismo político de Europa–, aunque sus barrabasadas hayan sido de leyenda. Y de nota, cómo no, el pusilánime comportamiento de otros, el PP, a la hora de defender sus valores, sus aliados y sus proyectos. No les pedimos que sean cínicos e inmorales, claro. Les pedimos que sean valientes, que sean íntegros y que tengan c...oraje.
Yo, que también fantaseo con el futuro en las noches de caló, veo claramente el mío: "Es que Pedro es tan radical...". A la sombra con él. Los unos... y los otros. ¿Qué se apuestan? Para patito feo, el menda lerenda y otros cuantos.