Gracias por el artículo Doña Cristina. Para mi es lo que tienen las medidas populistas de la ministras de igual-da carne que pescado, igual-da que violen a una niña, o igual-da que aborten o que consulten a sus padres para eso o cualquier otra cosa. La verdadera igualdad la han logrado sin querer, todos los niños y niñas igual de adoctrinados con EPC y con las mismas pocas posibilidades de un futuro en condiciones para trabajar, mantener una familia, o perseguir un sueño, sin dejarles disfrutar de nada que no sea ver la tele o buscar el enchufe para vivir del cuento.
Lo que cambiarian la leyes si las violadas fueran las hijas de ZP o Rajoy o alguna infantita.
Magnífico artículo. Lástima que la progresía española no es muy dada a leer más allá de las frases cortas del eslogan y el tópico doctrinal (el de la secta, por supuesto).
La hiprogresía es así:
¡Cómo nunca me toca a mí...!
Violadores de niñas
forjados en una socialista educación
que tiene al placer
como máxima aspiración
(aparte de la coca, el olor de cadáveres
que arden en un vagón y el humo de libros
que se consumen en otro montón)
Necios en la cima de la civilización.
¿El sueño?
No; la pesadilla de la razón
No importa. Pueden seguir.
A las urbanizaciones privadas
donde vivo yo, mis hijas y mi mujer
...nunca llegan hasta aquí.
Así, así... la hiprogresía es así.
¡Muerte a las pijas!
¡Viva la revolución!
Soy rojo, un poco cojo y hasta
un gran masón
y no es que no crea en Dios, no...
Es que se la tengo jurada a ese cabrón.
Los colegios privados, las clases de natación,
Nunca llegarán ahí los marginados
de la historia, de la tradición,
y hasta del idioma español.
No, los educados por la televisión
son la nueva generación,
el modelo a seguir.
Pero yo tranquilo,
en mi casta de la gobernación
nunca se pone el sol
...nunca me toca a mi.
Reformar una ley es "sencillo", pero cuando suceden estos acontecimientos no es la ley del menor, sino el modelo social lo que está en quiebra.
Familias desestructuradas, sistema educativo, televisiones, videojuegos e internet, corrupción, pelotazos, destrucción nacional, botellón, etc. Todo suma.
Se trata de un nuevo paso en en el proceso de ingeniería social diseñada por el socialismo.
Tiene su equivalente en las denuncias de pederastia lanzadas un día sí y otro día también contra sacerdotes católicos (ojo, sólo los católicos) por todo el mundo. Cada vez que se conoce una noticia de abusos a menores por parte de sacerdotes se orquesta una campaña contra todo el estamento sacerdotal y la jerarquía católica. El objetivo, evidentemente, es convencer de que el abuso sexual a menores es consustancial al catolicismo, y promover un rechazo social a la Iglesia.
Sin embargo, también día sí y día también conocemos casos de actuaciones policiales que desmantelan redes de pornografía infantil por todo el mundo; en estos casos se cuidan mucho de difundir el oficio de los implicados, no vaya a ser que se organice un clamor social en contra de los profesores de gimnasia, o de los profesores de guardería.
Con el caso de la violencia contra mujeres pasa lo mismo. Se magnifican los crímenes cometidos DENTRO de la familia, para, de la misma forma que con los sacerdotes, convencer de que es la propia familia biparental heterosexual clásica la causante de la violencia, mientras se minimizan o incluso se ocultan los casos de violencia ocurrida fuera de la familia. El objetivo, evidentemente, es desprestigiar la organización tradicional de la sociedad y eliminar cualquier intermediación entre el ciudadano/súbdito y el Estado.
¿Paranoias? No sé... Uno ya se va haciendo mayor y ha visto bastantes cosas.
Efectivamente, Cristina. Todo lo que dices es cierto. Cabe recordar también que para abortar una menor de edad (16 años) no necesita autorización paterna por ser suficientemente madura según esa ley asesina que pretenden aprobar. Sin embargo, un hombre de 16 años no tiene madurez suficiente para discernir el bien y el mal y, por ende, para asumir su responsabilidad frente al delito- Ley del Menor-
Al final, todo se basa en lo mismo: en separar a la persona de la responsabilidad y, por ende, de al dignidad; elementos básicos para que un ser humano alcance la condición de persona en una concepción filosófica.
Tal cual.
¡y cuánto se agradece que alguien lo diga así: tal cual!