Un PP sin rumbo ni timonel
Estamos ante el peor Gobierno que ha tenido España en muchos años, pero la mala suerte es que esto ha coincidido con el peor PP que se recuerda desde su fundación.
Es como para no creerlo. Cuando la cifra de parados ha superado los cuatro millones de personas; cuando el presidente del Gobierno acaba de pactar el modelo de financiación autonómica con los independentistas de ERC primando descaradamente a Cataluña al ser uno de los mas importantes graneros de votos del PSOE; cuando el director del CNI ha tenido que ser cesado e irse a su casa porque era un escándalo de proporciones mayúsculas que siguiera al frente de ese importante organismo del Estado; cuando el vicepresidente tercero del Gobierno está bajo sospecha de haber ayudado con diez millones de euros a una empresa donde trabajaba su hija; cuando el ex ministro de Justicia, Fernández Bermejo, tuvo que dimitir tras una cacería "gratis total" con el juez Garzón; cuando estamos, con mucho, ante el peor y mas incompetente Gobierno que ha tenido España desde la transición democrática, resulta que quien está en el centro del debate político un día si y otro también, quien copa los titulares mas escandalosos, no es Zapatero ni el PSOE, sino el PP y Rajoy.
La pésima estrategia seguida en la cuestión de los trajes de Camps, a lo que ahora hay que añadir los bolsos de Rita Barberá; la incomprensible abstención respecto al modelo de financiación autonómica ordenada por Génova a sus presidentes de comunidades autónomas en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera; o el mantenimiento del gerente del partido, Luis Bárcenas, al frente de esa responsabilidad incluso después de haber sido llamado a declarar por el Tribunal Supremo, son algunas de las causas que explican esta situación, pero no las únicas ni las más importantes.
El problema de fondo reside en la falta de un proyecto político claro, coherente, capaz de ilusionar a muchos ciudadanos que están literalmente hasta el moño de Zapatero y de sus "locuras" como gobernante, sean estas "locuras" de tipo autonómico, nacional, internacional, nuclear, laicista o incluso, en una concesión a Leyre Pajín, planetarias.
El problema es también de personas y de equipos. Con gran respecto a todos y a cada uno de los actuales dirigentes del PP, no es comparable la consistencia y solidez del equipo que acompañó a Aznar en la refundación del PP en 1990 tras el Congreso de Sevilla –Rodrigo Rato, Francisco Álvarez Cascos, Jaime Mayor Oreja, Loyola de Palacio, Federico Trillo, Javier Arenas o el propio Rajoy– con los que actualmente rodean al líder del PP: María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Mato, Esteban González Pons. El único que sigue, aparte de Rajoy, es Javier Arenas, que después de diecinueve años en el "machito" y de haber perdido todas las elecciones a las que se ha presentado en Andalucía es el "barón" que mas poder, en el sentido peor del término, tiene actualmente en la sede de la calle Génova, lo cual refleja cómo está el PP.
El problema, en definitiva, es que el actual PP carece de rumbo, está desnortado. Rajoy está obsesionado con ganar las próximas elecciones generales aplicando la máxima de Zapatero: como sea. Y para eso está siguiendo la estrategia "arriolista" cuyo núcleo central es el no molestar en exceso, no provocar excesivas polémicas, no pronunciarse sobre cuestiones conflictivas, no defender ideas y valores que según las encuestas puedan dividir a la sociedad española. En definitiva: ponerse de perfil y no mojarse, algo en lo que el político gallego es un maestro.
Al final, a lo mejor Rajoy acaba ganando las próximas elecciones generales, quizás más por los errores del contrario que por los aciertos propios. Pero ni lo tiene asegurado ni, sobre todo, el país está como para aguantar mucho más tiempo el desgobierno al que está siendo sometido por el Ejecutivo del PSOE. Y ante esta situación, el principal partido de la oposición, con diez millones largos de votos y setecientos mil militantes, ¿qué hace?, ¿a que se dedica? Su líder, ¿donde está?, ¿qué defiende? Insisto, estamos ante el peor Gobierno que ha tenido España en muchos años, pero la mala suerte es que esto ha coincidido con el peor PP que se recuerda desde su fundación.
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