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José García Domínguez

"Espanya ens roba!"

El tripartito, y más allá del tripartito el catalanismo todo, inconsciente, ha vendido su feliz impunidad histórica a cambio de treinta monedas de plata.

En alguna parte dejó escrito Cernuda que los dioses castigan a los hombres concediéndoles lo que les piden. Así el tripartito, y más allá del tripartito el catalanismo todo, que, inconsciente, ha vendido su feliz impunidad histórica a cambio de treinta monedas de plata. Aún no se han dado cuenta, pero perdida la coartada secular del "expolio fiscal" y su airado corolario –el "Espanya ens roba!"–, acaban de condenarse a contemplar su personal e intransferible mediocridad en el espejo cruel de la gestión cotidiana. Y es que, a partir de ahora, ya no valdrán más excusas victimistas, ni tampoco esa estomagante cantinela del agravio comparativo que hubimos de soportar durante el último cuarto de siglo. Con su generoso desprendimiento, una apocada divinidad menor los ha dejado desarmados, al fin desnudos y ya sólo a merced de su infinita incompetencia.

¿Qué harán ahora? Porque lo suyo, desde el principio, desde siempre, ha sido la agitación. De hecho, es lo único que saben hacer con mínima, aceptable pericia: acuñar agravios fantasmales, inventar peligros quiméricos y fabricar conflictos imaginarios con Madrit. Oh Madrit, esa siniestra metrópolis habitada por legiones de malvados que no duermen por las noches, siempre en vela buscando el mejor modo de mancillar a Cataluña. Gritar, excitar, movilizar, jamás hicieron otra cosa Macià, Companys y el resto de aquellos glorificados orates que provocaron la locura del 34 y, a la postre, la guerra civil. Gritar, excitar, movilizar, he ahí la suprema destreza de Jordi Pujol: veintitrés años enterrados en el apostolado obsesivo de la metafísica identitaria. Y luego, el tripartito: más de lo mismo pero sin el bachillerato.

¿Y las infraestructuras? ¿Y la conexión eléctrica con Francia? ¿Y el cuarto cinturón de Barcelona? ¿Y la línea 9 del Metro? ¿Y el trazado del AVE hasta la frontera? Ah, no, eso es prosaica gestión, asuntos menores, pura bagatela; algo que no va con ellos ni con la suprema misión emancipadora para la que los eligió el Destino. Además, ya se sabe, de que semejantes fruslerías no existan la culpa única la tiene Madrit, por mucho que la exclusiva competencia recaiga en la Generalidad. Mas celebrémoslo: al fin, disponen de sobrada financiación con tal de hundir la Sagrada Familia, sin duda, su próximo objetivo.

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