Ningún analista político con sentido común ha dejado de reconocer algo obvio respecto de la actitud adoptada por Rajoy con el tesorero del PP en el caso Gürtel. Ni los más firmes defensores del líder del PP, entre los que se cuentan dirigentes, cientos de miles de militantes y millones de votantes de este partido, han podido sustraerse de calificar de arriesgada y, en cierto sentido, muy insensata la conducta de Rajoy al no cesar a Bárcenas de su puesto, al menos, mientras no se aclara su situación en los tribunales de justicia.
Rajoy corre, según compañeros y adversarios del personaje, demasiados peligros, pero el persiste en su actitud como si la "política" tuviera exigencias incomprensibles para el común de los mortales. ¿Por qué Rajoy no ha solicitado la dimisión de Bárcenas o, simplemente, le ha pedido al tesorero una retirada o apartamiento cautelar de las finanzas del partido? Esta pregunta, en mi opinión, contiene un misterio y un enigma. El primero quizá sea fácil de desvelar, si aceptamos que todos los misterios, sobre todo los más grandes y crueles misterios, son sencillos de resolver y entender. Y, a veces, su simpleza es tan terrible que resulta sórdida.
¿Qué misterio comparten Rajoy y Bárcenas? Muchas son las hipótesis que se han lanzado para descifrarlo, y algunas son de alcance novelesco, pero yo me atrevería a decir que los dos tienen una relación a través de una puerta escondida, o mejor, los dos comparten una puerta secreta, pero se abre únicamente desde una parte, desde el lado del tesorero, en la parte del líder del partido no hay absolutamente nada. La desventaja de Rajoy es evidente: mientras que Bárcenas puede entrar cuando le apetezca en la estancia de Rajoy, porque los cerrojos de la puerta están en su lado, el jefe del partido tiene que llamar para que le abran. Si el misterio es así de sencillo, entonces la cosa está más que emponzoñada, es realmente sórdida; pues que no se trata de que Rajoy no se atreva a echar a Bárcenas, sino de que no puede hacerlo. El destino de uno y otro estarían indisoluble e inextricablemente unidos.
Sin embargo, tiendo a pensar que la conducta de Rajoy es más enigmática que misteriosa, muchísimo más "maquiavélica" que extraordinaria. Sí, aunque sólo sea porque la política es más una cuestión de opiniones que de certezas, creo que las declaraciones de Rajoy y los suyos sobre el caso Bárcenas encierran auténticos enigmas, o sea, posiciones que no se alcanzar a comprender, o peor, se hacen declaraciones que tienen un sentido tan encubridor "de algo", que limita con el delito o con conductas antidemocráticas dentro de un partido, que resulta imposible entenderlas o interpretarlas. Así, el vicesecretario de comunicación del PP, Esteban González Pons, ha dicho que prefieren correr los "costes políticos" derivados de mantener en su puesto al tesorero del PP que "arriesgarse a ser injustos".
¿Qué entenderá por costes políticos González Pons? ¿Se referirá a los costes de Rajoy o del PP? ¿Acaso ha querido decir que el caso Gürtel ya ha pasado para el PP y, por fin, se habría convertido sólo y exclusivamente en el caso Bárcenas que, al fin, todo quedaría en nada como el famoso caso Naseiro? ¡Quién lo sabe!