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José Antonio Martínez-Abarca

Cristiano Ronaldo, presidente

El fichaje del Real Madrid ha hecho al parecer más por socavar los cimientos del teatrillo político actual que Mariano Rajoy desde que perdió las primeras elecciones.

La amenaza más seria a la que han estado sometidos el Gobierno de Rodríguez Zapatero en sus ya cinco años, sus socios, sus amiguetes federados, su tenderete sostenible, sus rodiezmos de manos muertas y su ingeniería educanda no ha sido la ramoneante oposición, sino el infinitamente crispador Cristiano Ronaldo, y todo sin tocar éste bola todavía. Todo el trabajo del centrismo durante estos años se ha venido abajo en cuanto este rapaz con cierto aspecto de chapero ha reconocido que estaba como loco por defender la camiseta merengue.

¡Y dice, como si fuera Álvarez Cascos, que le gusta sentir el odio y los insultos! Este no se ha enterado de que ahora hay una cosa que se llama Soraya. El renovado vídeo del doberman que se saca siempre que hay elecciones va a dejar paso a los vídeos del ex jugador del Manchester. Del "que viene la derecha" a que viene el chulo, que dice Durán i Lleida, quien no ha hecho otra cosa en su vida que chulear a Convergencia y que hace chulería hasta de anunciar su marca de horribles gafas. Ya veo los carteles del Tripartito: "si vosotros no vais a votar, Cristiano Ronaldo regresa". El tío Saín. El arropiero. El hombre del saco. Cristiano.

El fichaje del Real Madrid ha hecho al parecer más por socavar los cimientos del teatrillo político actual que Mariano Rajoy desde que perdió las primeras elecciones. No le han lanzado una "fatwa" más o menos persa (atención, a todos los planetas, la consigna es Cristiano Ronaldo, repito, Cristiano Ronaldo, identifiquen, detengan y reduzcan) de puro milagro. En los pocos días que todavía no lleva en España el contratado de Florentino Pérez hemos tenido tiempo de que ya hayan emitido su veredicto negativo, siguiendo su desleal saber y entender, toda la clase política catalana, casi toda la gubernamental menos Rubalcaba, las Cortes Generales (a punto éstas de prohibir por ley socialista, a pachas con los comunistas, los beneficios de los futbolistas si causan gran escándalo público) y el mismísimo presidente del Gobierno. Faltan apenas, pero se esperan para los próximos días, el dictamen contra Cristiano Ronaldo del Consejo de Estado, aunque con carácter no vinculante, el informe secreto en el mismo sentido del "CESID", la pastoral de los obispos vascos contra los futbolistas de fuera del mismo Bilbao y la rúbrica del Rey.

Todos los demás que podían echar la bronca en el país ya la han echado. El verdadero jefe de la oposición es Cristiano Ronaldo. Y con un empujoncito y dos tardes para explicarle de qué va esto de España, presidente. Ya se entiende lo de CR9: no se podía poner la misma camiseta que Rosa 10.

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