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Joan Valls

Pato mudo

Porque somos libres, don Mariano, así que olvídese ya de la niña y estírese con una buena ración del Majestic, que somos hijos de nuestro tiempo y hay hambre de Turno. Cuac.

El primer plato ofrece cuatro posibilidades; a saber, alcachofas con gambas y almejas, langosta roja con patatas confitadas al azafrán, espárragos con trufas y raviolis de pasta fresca con relleno de espinacas y pinzas de bogavante. De segundo, un abanico de posibilidades con lubina al horno, pato mudo del Penedés, chup-chup de rape con guisantes y filete de ternera lechal con puré de patatas. En los postres, las fresitas con Alejo en bandeja merecen la atención unánime de la cofradía. Hablamos de un 28 de abril de 1996, hotel Majestic de Barcelona, con los Aznar, Rato y Rajoy por el PP y los Pujol, Durán, Alavedra, Molins y Sánchez por CiU, todos ellos acompañados de sus respectivas esposas. Para la despedida, sonrisas, buenas palabras y algo de prisas en las filas populares por iniciar sus ocho años de merecido Turno.

La cena del Majestic vuelve a merecer estos días la reivindicación de sus protagonistas. Regresa el presente. Muy de vez en cuando, a alguien se le ocurre salirse del guión y nos monta un Pentapartit en abierto, la gran esperanza blanca para nuestra democracia. Porque si algo bueno ha tenido el invento es poner en evidencia el fuenteovejunismo. El descaro de todo el Parlament a una ha abierto los ojos a algunos ciutadans. Pero, por desgracia, este período de incomprensible exhibicionismo está llegando a su final, como nos anuncian Mariano y Artur, que han elegido la inauguración de la T-1 de El Prat para escenificarlo. Mas y Durán aseguran que el Pacto del Majestic permitió planificar dicha terminal y recuerdan, además, la paralización de los grandes proyectos de infraestructuras con el Gobierno socialista. Sorprende menos, incluso en un personaje como Rajoy, que haya sido la presunta víctima la que anuncie el fin de la persecución: "Hoy podemos pactar con casi todo el mundo. La etapa de la demonización del PP se ha terminado". Somos libres.

La política española está tan gastada como esas cintas de Verano Azul en las que, de tanto pasarlas en televisión, las caras de El Piraña y Pancho aparecen difuminadas, como si estuvieran envueltas de niebla bajo un sol de justicia. Qué hastío. En esta nueva campaña electoral que ya asoma, nos tendremos que conformar con que Génova no vuelva a sacar a la niña de Rajoy. Que se inspiren, por ejemplo, en el menú de la reivindicada cena del Majestic. Pato mudo del Penedés mismamente. Que empiecen en el primer mitin con una mascota pato parlanchina y, a medida que avance la campaña, la vayan enmudeciendo, hasta que se calle del todo. Y en las pantallas del estrado, imágenes de las dos legislaturas de Mariano en la oposición, con las calles repletas de rebelión cívica en la primera, hasta llegar a las imágenes de la inauguración de la T-1, con su aura de esterilidad, como de nave de Odisea 2001, y la buena gente de CiU recorriendo los pasillos vacíos con rostros de satisfacción. Qué buen aeropuerto les hicimos los del Majestic. Lo que sea, pero que no nos aburran con las mismas pendejadas del presente continuo.

Porque somos libres, don Mariano, así que olvídese ya de la niña y estírese con una buena ración del Majestic, que somos hijos de nuestro tiempo y hay hambre de Turno. Cuac.

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