Hace pocos días que unas cuantas víctimas del terrorismo mostramos públicamente nuestra sorpresa unos y/o nuestra crítica otros, por la decisión de la actual Junta Directiva de la AVT de demandar a la revista Época y al periodista Carlos Dávila. El asunto nace de un reportaje en el que se hablaba de la situación de la AVT. Frente al mismo la respuesta ha sido la demanda judicial contra un medio y un periodista que ha estado siempre con la AVT y frente al terrorismo. Pero eso no ha pesado en la decisión, errada, de demandarlos. Lo chocante es que ante la información de esa misma publicación sobre que el CNI tiene localizados en Italia al grandísimo asesino Josu Ternera y a su hijo no hay respuesta de la AVT exigiendo explicaciones a ZP. ¿Vale de algo ese servicio de la publicación a la causa de las víctimas y de la dignidad de nuestra Nación? ¿No tanto como para que la AVT se hubiese replanteado la demanda de marras? En fin, algo no anda bien.
El caso es que el 15 de mayo en la web de la AVT se colgó, a modo de respuesta a nuestras críticas reflejadas tanto en Libertad Digital como en La Nación, una nota cuyo párrafo final no tiene desperdicio. Dice así: "Lamentamos las furibundas reacciones que en los extremos del espectro político español despierta el libre ejercicio de los derechos de las víctimas del terrorismo". Supongo que se refiere al derecho de esa Junta Directiva a demandar a quien considere oportuno. Tan derecho como el de los demás a criticarlo. Pero vayamos al asunto. "furibundas reacciones que en los extremos del espectro político". Sólo faltó espetarnos aquello de "¡facha!". Digamos que lanzaron una alambicada versión del clásico, ¿no les parece?
En el pueblo navarro de Echarri Aranaz, mi pueblo, al grito de "¡facha!", mi familia y mi padre, finalmente asesinado por ETA, fuimos acosados por el abertzalismo imperante por largos años. Dicho esto no sé si vale la pena explicar nada sobre la descalificación versión ligth que dedicó esa nota de la AVT no sólo a quien suscribe, sino también a otras víctimas que resultaron comprendidas en la pedrada por su participación en aquellas "furibundas reacciones" del extremismo político: José Antonio Ortega Lara, Toñi Santiago, Teresa Jiménez Becerril, Pilar Elías, Pedro Samuel Martín o María Jesús González. También periodistas y pólíticos.
Quiero pensar que los miembros de la Junta Directiva no fueron del todo conscientes de lo que decía aquella nota de prensa. A despecho de la evidencia no puedo imputarles esa maldad. Pero tiempo han tenido para rectificar y no lo han hecho. Así que no me dejan otra que pensar que la avalan. No hay palabras. Les sugiero que reconozcan el tremendo error e improcedencia de sus expresiones, pidan disculpas y retiren esa barbaridad. Y es que hay frases que las carga el diablo.